pamplona - Dentro de las jornadas organizadas ayer por Adacen respecto a la medicina personalizada en el campo del Daño Cerebral Adquirido (DCA), José Luis Pons Rovira, responsable del grupo de Neurorrehabilitación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y desarrollador del primer exoesqueleto europeo, subrayó las posibilidades de la neurorrehabilitación robótica.

¿Qué son los exoesqueletos y las neuroprótesis?

-El exoesqueleto es un robot que sigue la misma forma de la anatomía humana y se puede poner en paralelo, por ejemplo, con una pierna para así estimular sus movimientos. Por otro lado, la neuroprótesis es un sistema que, en lugar de estar fundamentado en robótica para mover, se fundamenta en la estimulación eléctrica de los músculos, aunque el efecto es el mismo en los dos casos.

¿Cuál es la aplicación real de esta tecnología?

-Cualquiera de los trastornos neurológicos, en general, provocan trastornos del movimiento. Con estos avances podemos usar el exoesqueletos para entrenar a los pacientes y que estos recuperen así su capacidad de movimiento o, en el caso de que tengan una lesión medular completa, la tecnología puede asistirlos para sustituir esa función del movimiento.

¿Estos dispositivos están estandarizados o se trabaja desde la personalización?

-Todavía estamos en una etapa incipiente en el uso de la tecnología y se está intentando desarrollar dispositivos que sirvan para todo el mundo, pero la tendencia es personalizar el robot al paciente.

¿En qué punto se encuentra la comercialización de esta tecnología?

-Actualmente, en Europa, hay cinco exoesqueletos para el miembro inferior certificados: tres en Estados Unidos, uno en Israel y el que hemos cedido a Adacen.

¿Qué beneficios tienen estos dispositivos en un centro como Adacen?

-En Adacen pueden utilizar el exoesqueleto en los protocolos de entrenamiento de sus pacientes. Eso asegura una mejora funcional, lo que falta es perfilar bien al paciente para saber como utilizar el robot y como combinarlo con otras intervenciones.

¿A qué otros retos se enfrenta esta tecnología en el ámbito clínico?

-Otro de los retos es hacer que esta tecnología se integre mejor en el cuerpo humano. Hemos pasado de los exoesqueletos, algo pesado e incómodo, a unos implantes imperceptibles en los últimos 20 años. Otro de los retos más inmediatos es tener buenas interfaces capaces de identificar qué quiere hacer el cerebro de forma natural, y que el dispositivo te ayude como quieras. - J. Lizarraga