Pamplona - Los hombres y mujeres que poblamos el planeta hemos venido a este mundo invitados. Y un invitado educado sabe cómo comportarse: cuidando su entorno, tratando de mejorarlo o, al menos, no dejándolo en peores condiciones que cuando llegó. No parece que esta pauta tenga mucho predicamento en nuestros días, especialmente en lo referido al cuidado de nuestra casa común. Preocupados por la degradación de nuestro planeta, la Asociación Solasbide organizó ayer una jornada de reflexión bajo el lema Por el cuidado de la casa común, hacia una ecología integral. En sus intervenciones, analizaron la crisis ecológica: sus causas, implicaciones y compromisos para conseguir una sociedad más respetuosa con la ecología. Solasbide había repartido previamente un documento basado en la encíclica Laudato Si, publicada por el papa Francisco en 2015. En la presentación de la jornada, el presidente de la asociación, Mikel Aranburu, calificó como “dramático y apremiante” el problema ecológico mundial y consideró la encíclica del Papa Francisco “un auténtico regalo antisistema y radical que denuncia la irresponsabilidad de los responsables políticos y económicos, proponiendo una mirada distinta, un estilo de vida diferente y una espiritualidad ecológica”.

A partir de ahí, se sucedieron numerosas intervenciones con diferentes puntos de vista sobre la materia. Una de las primeras, de Isabel Elizalde, consejera en funciones del Departamento de Desarrollo Rural, Medio Ambiente y Administración Local del Gobierno de Navarra. Tras calificar como “terrible” el diagnóstico sobre la situación ecológica, destacó algunas iniciativas recientes del ejecutivo navarro, como la Ley de Residuos o la agenda de economía circular. En su opinión, una estrategia ecológica exige al sector público trabajar de manera transversal entre los departamentos y verticalmente respecto al resto de administraciones. Uno de sus antecesores en ese cargo, Javier Marcotegui, planteó una medida concreta respecto a los ejecutivos para mejorar la gestión del medio ambiente. “Yo propongo -señaló- una consejería de Medio Ambiente transversal, de manera que todos los proyectos de los departamentos tengan que pasar por ahí, para tener en cuenta las consecuencias ecológicas de los mismos”.

Julen Rekondo apuntó que la crisis ecológica tiene su exponente más preocupante en el cambio climático. En su opinión, al hablar de crisis ecológica es mejor ser menos utópico y abordar medidas concretas. “Hay dos ejemplos que aportan cierta esperanza. Por un lado, en los últimos veinte años ha descendido a la mitad el porcentaje de jóvenes que se sacan el carnet de conducir. Actualmente, en algunas ciudades como París está más de moda ir en bici que en coche. Por otro lado, el plástico se ha convertido en poco tiempo en un producto maldito. Estos cambios concretos son síntomas que invitan al optimismo”.

Javier Otazu planteó varias medidas para hacer frente a la crisis ecológica, como la responsabilidad individual, los incentivos fiscales, participación en movimientos sociales y la concienciación en la escuela, finalizando con la conclusión clave. “Este mundo -apuntó- está pensado para consumir mucho en el menor plazo posible. Habría que tender a consumir un poco menos y un poco más tarde”. Fernando Armendáriz, de Traperos de Emaús, destacó la necesidad de un estilo de vida más sobrio. “Estamos recogiendo todos los días 6.500 kilos de ropa desechada. Aquí hay un problema de dignidad porque esa ropa barata está basada en la esclavitud. Ojalá dejáramos de recoger tanta ropa, eso indicaría un cambio positivo”. Julen Mendiguren, del colectivo Ur Bizi, habló del problema de los residuos reclamando tres conceptos, “las tres erres”: Reducir (el consumo), reutilizar y reciclar. En cuanto al agua, defendió su valor como bien público y se mostró contrario a su privatización “porque con la privatización del agua se promueve la destrucción de acuíferos y deltas”. El auditor Jesús Muruzabal apuntó la conveniencia de calcular bien los costes de los productos. “No se están calculando los costes que supone el transporte y desecho de cantidad de bienes que utilizamos todos los días. Antes de nada, quizás deberíamos ser conscientes del coste real de productos que consideramos baratos”. Fueron varios los asistentes que subrayaron la importancia de las decisiones personales. En esto incidió Javier Zardoya, destacando que “el ejemplo de cada persona en cuanto al consumo de productos diarios, el transporte o la energía es más importante que todos los discursos para convencer al resto”. - F.E.Z.