Alrededor de 400 jóvenes siguen los pasos de la fuga de San Cristóbal durante la jornada de ayer y hoy en la segunda edición de Las botellas de la libertad, acto que comparte nombre con los cementerios de los fuertes de las faldas del monte Ezkaba, donde reposan los restos de las víctimas de la represión de la Guerra Civil. 81 años después, alumnos de 7 institutos de Navarra participaron en una actividad que pretende contar a las futuras generaciones lo que ocurrió en aquella fuga y el camino que recorrieron los protagonistas, que hoy conforma la ruta del GR 225, que comienza en Ezkaba y concluye en Urepel, destino que de entre los fugados (la mayoría fueron apresados o fusilados) solo pudieron alcanzar Jovino Fernández, José Marinero y Valentín Lorenzo. Sus compañeros se quedaron en el camino, y fueron capturados y fusilados.

La actividad, dentro del programa Escuelas con memoria, que organiza el Instituto Navarro de la Memoria, contó con la presencia de familiares de presos fugados, miembros de asociaciones y guarderío forestal, quienes aportaron sus testimonios a lo largo del camino. De este modo las anécdotas de memoria histórica y las vivencias de los fugados se alternaron con conocimientos de la fauna y flora local.

tras los pasos de los fugados La primera etapa de la ruta comenzó en Ezkaba, a las puertas del fuerte de San Cristóbal, donde todo comenzó. El acto de inicio de la segunda edición contó con la participación de los familiares de José Garmendia Iriondo y Segundo Hernández Blanco, que aportaron sus testimonios a los alumnos de los institutos de Altsasu, Ochoa de Olza y Zizur. Además de contar sus vivencias, los familiares también recorrieron la ruta y fueron los encargados de entregar las botellas de esta edición a los alumnos, que contenían palabras de los fugados, de los familiares y los dibujos que se realizaron durante la estancia de ellos en el fuerte. La consejera de Relaciones Ciudadanas e Institucionales, Ana Ollo les acompañó en todo momento durante el trayecto.

De allí emprendieron el camino rumbo a la localidad de Olabe, lugar en el que conocerían la fosa común encontrada en 2016 por Aranzadi y donde fueron exhumados 14 víctimas de la represión franquista. De camino se encontraron con vecinos de las localidades cercanas al fuerte y entre ellos una mujer de 92 años les contó que su abuelo formó parte de la fuga y lo ocurrido los días posteriores a la huida en su pueblo. Después continuaron rumbo a Olabe, donde se celebró un acto de homenaje para recordar a los fusilados y enterrados en la fosa común de la localidad.

El evento contó con música y poesías elaboradas por los alumnos para el acto. La consejera dedicó también unas palabras tanto a las víctimas, como al alumnado participante de esta edición. Quiso agradecer su participación al alumnado alegando que, “gracias por hacer posible que la memoria sea una cuestión de futuro. Gracias a vuestro trabajo, conseguiremos que hechos como estos no se olviden, pero sobre todo, que jamás se vuelvan a repetir”. A su vez se dirigió a ellos destacó que “habéis podido conocer las injusticias que se dieron en estos montes. Ahora tenéis la pelota en vuestro tejado y vosotros sois los responsables de transmitir la memoria”. En este aspecto puntualizó que “la memoria no es cosa del pasado, sino de un futuro en paz”.

Ollo quiso recordar también a las 14 personas que se encontraron en la fosa común de Olabe, todos ellos menores de 25 años y algunos incluso menores de 18 años. En este aspecto destacó que debido a su juventud, “les arrebataron no solo la vida, sino que también el no poder vivir muchas etapas y vivencias de su vida”.

Por otro lado, Ane Ventura, alumna del instituto de Zizur fue una de las encargadas de llevar una de las botellas, que contenía el testimonio de un familiar de un preso, durante esta primera etapa. “Al recorrer el mismo camino que hicieron los presos, se vive más la experiencia y se conoce más de cerca lo vivido por ellos”, destacó.

La ruta de iparralde 200 alumnos de los institutos de Iturrama, Askatasuna, Mendillorri y Estella realizarán hoy la segunda etapa del recorrido en Iparralde. Los jóvenes continuarán tras los pasos de Jovino Fernández hasta llegar a la localidad del bertsolari Xalbador. Además, estos alumnos serán los encargados de llevar las botellas portadoras de mensajes, dibujos y testimonios tan especiales a la localidad de Baja Navarra. La ruta comenzará en Sorogain, un lugar especial rodeado de un manto verde, y durante el recorrido seguirán conociendo las historias, las anécdotas y las vivencias de aquellos protagonistas de la fuga de Ezkaba que se dio el 22 de mayo del 1938.

El recorrido concluirá con un homenaje que se realizará en Urepel y que contará con la presencia del alcalde de la localidad y se realizarán diferentes actuaciones.

El nombre. La iniciativa coge el nombre del cementerio contiguo al fuerte, que alberga los restos de las víctimas del golpe militar del 36.

La ruta. Se trata de la GR 225, un recorrido de un total de 53 kilómetros que comienza en Ezkaba y concluye en Sorogain después de pasar por localidades como Olabe, Burutain, Urtasun o Lintzoain. Jovino Hernández fue el único fugado en entrar a Iparralde desde Urepel.

400

Estudiantes de 7 institutos de Navarra participan en la segunda edición de la iniciativa que forma parte del programa ‘Escuelas con memoria’ que organiza el Instituto Navarro de Memoria.