PAMPLONA - 60 alumnos de Claret-Larraona han participado durante el tercer trimestre de este curso en el proyecto Queremos abrir la prisión. Alba Urdánoz, María Etayo y Ainhoa Ainzua forman parte de este grupo. La iniciativa la han desarrollado desde principios del tercer trimestre en la asignatura de Geografía e Historia.

“La idea surgió porque estábamos tratando el terrorismo. Empezamos a hablar de las cárceles y de la CIA y surgió el interés de elaborar un proyecto acerca de las realidades que están invisibles”, mencionó Urdánoz. “Pusimos varios temas sobre la mesa y el que nos llamó más la atención fue la prisión”, dijo Etayo. De este modo, se decidió elaborar el trabajo acerca de la cárcel porque tal como destacaron los estudiantes “no tenemos información de ella y tampoco hacemos nada por tenerla”.

una experiencia positiva El alumnado fue cruzado por sorteo con los 53 profesionales, expertos y voluntarios que participaron en el proyecto. Los estudiantes formaron grupos de 3 personas y se pusieron en contacto con el profesional que se les había asignado por sorteo y les mandaron un cuestionario para recoger los resultados y las conclusiones de la experiencia y las vivencias surgidas en la toma de contacto con la prisión. A su vez, se les asignó una temática relacionada para que realizarán un trabajo de investigación. La situación de las cárceles en Europa, legislaciones de delitos, la reinserción o la situación de los menores de edad en estos ámbitos fueron algunos de los temas que se asignó a cada grupo.

“Mandamos encuestas a diferentes autoridades. A mí me tocó ponerme en contacto con el fiscal de menores y conocer su experiencia profesional. Por otro lado, he realizado un trabajo acerca de las prisiones de Europa y tuve que hacer un trabajo de contraste o comparación de las condiciones de los presos y tipos de centros de Noruega o el Reino Unido y los de España”, manifestó Urdánoz.

la reinserción Además de ponerse en contacto con profesionales de este ámbito, los alumnos pudieron escuchar testimonios de diferentes agentes del mundo de la prisión. “Hemos tenido diferentes testimonios. Nos han venido un expreso, el director de la prisión de Pamplona, un abogado, dos voluntarias y un psicólogo”, destacaron.

“Al principio vinieron el director y el abogado y nos aportaron la visión más habitual de la prisión, la visión más estricta. Después, vino el expreso y nos cambió el punto de vista porque nos añadió nuevos aspectos a nuestra percepción y nos dimos cuenta de que hay gente que está por delitos menores, y son personas muy parecidas a nosotros”, confesaron.

Las tres alumnas coincidían en que se debería de replantear el modelo actual de castigos. “Se tiene que volver a plantear la reinserción. Porque, el exinterno nos comentó que no se realiza ningún tipo de taller de este tipo en la prisión y al salir tampoco te dan ayudas”, confesaron. “A veces se centran más en la seguridad o en la peligrosidad del preso en el momento del cumplimiento del castigo que en la posible reinserción o su futura incorporación a la sociedad. Las cárceles están para reconducir a las personas pero nos hemos dado cuenta de que ni de lejos se está consiguiendo esto”, añadieron las alumnas.

Además, las alumnas destacaron que el hecho de formar parte de este proyecto les ayudó a cambiar la percepción negativa que tenían inicialmente de la prisión. “La visión que tengo ahora de la cárcel es muy distinta de la que tenía al principio porque pensaba que toda la gente que había dentro era muy mala, pero ahora se que dentro puede estar también cualquier persona que haya cometido un pequeño error”, destacó Ainzua. - A.J.