Navarra está encarando las fiestas de Nochevieja bajo un invierno especialmente frío, con el que la gente se está decantando por un plan más casero o buscar alternativas diferentes a la tradicional salida nocturna con disfraces tras las uvas. Será una celebración en donde las mínimas descenderán hasta los -2 ºC y las máximas apenas alcanzarán los 6 ºC.

Por esta razón, la demanda para cenas de Nochevieja y cotillones de fin de año se ha disparado, por lo que muchos hoteles, restaurantes y establecimientos de ocio nocturno –en total, más de 30 establecimientos de Iruña y la Comarca– están ofreciendo menús y planes de gala, con los que ya han colgado el cartel de completo. “Los cotillones tienen mucho éxito y los establecimientos ofrecen paquetes exclusivos con cotillones, cenas de gala y sorpresas”, comenta Andrea Chocarro, gerente de la Asociación de Hoteles de Pamplona.

Las discotecas, a rebosar

En el caso de los clubes nocturnos, como Kabiya o Canalla –con una capacidad, respectivamente, de 100 y 750 personas, que ya cuentan con el aforo completo–, se ofrecen fiestas con las que construir “una noche que se diferencia del resto porque la clientela se fusiona y se mezcla y hay más alegría y efusividad, y no cobramos la entrada”, señala Carlos Tabar, gerente de sendos establecimientos. Por un lado, Kabiya, local situado en la calle Juan de Labrit, ofrece una cena con temática sorpresa, donde convergen dos tipologías: una vestimenta más elegante o algo más divertida. Por el contrario, en el caso de Canalla, situado en la avenida de Bayona, se invita a los usuarios a que asistan con o sin disfraz en alguno de sus 20 reservados. Dentro de esos reservados está incluido un espectáculo, un servicio de botellas, champagne, bengalas e, incluso, la posibilidad de mensajes especiales. “Suele ser una opción que escogen jóvenes entre 24 y 26 años que quieren estar más tranquilos a la vez que tienen un servicio de discoteca donde pasar toda la noche, porque abrimos hasta las 8.30”, comenta Tabar.

En lo que respecta al precio de los reservados, puede costar 110 euros –incluyendo una botella, cuatro entradas y doce refrescos– o ascender hasta los 400 euros –con dos botellas, diez entradas y 24 refrescos–. “Se trata de un servicio más acorde a lo que hay en Madrid, pero está teniendo muy buena acogida en Pamplona. Lo que queremos es que la gente disfrute y se lo pase bien, porque es una noche muy larga, pero también muy especial”, concluye.

Hoteles para la comodidad

A pesar de que la ocupación hotelera es más baja que en otras temporadas –entre el 60 y el 70% de su capacidad–, la comodidad de comer en un restaurante y de que se ofrezca un producto local de calidad provoca que las reservas para Nochevieja, que también incluyen cotillones, estén completas.

Para los clientes del Hotel Tres Reyes ya es casi tradición comer las uvas después de una cena de gala. De hecho, ya hace varias semanas que ocuparon un aforo de 200 personas –“podría caber más gente, pero queremos que sea algo más exclusivo”, explica Víctor Sánchez, director general del hotel.

El menú suele incluir mariscosatún, bogavante, centollo y gambas–, carnesternera–, caviar, postres especiales y las uvas de medianoche. Todo ello tiene lugar entre dos salones y el precio del todo incluido es de 199 euros. “El objetivo es que sea especial, sobre todo para aquellas personas que han institucionalizado este evento dentro de sus celebraciones”, asegura.

En lo que respecta al Hotel Pamplona Catedral, mantiene la idea de la exclusividad y ofrece una fiesta para 60 personas, cerrada desde hace mes y medio. El perfil de los clientes es el de pamploneses de entre 40 y 50 años, aunque también hay una presencia notable de clientes franceses.

Debido a su ubicación en pleno Casco Viejo, “estamos abiertos hasta las 2.00 horas, ya que la gente quiere salir por los bares y estar en la calle”, opina Iñigo Ojinaga, gerente del hotel. El menú cuesta 80 euros e incluye entrantes, besugo, carne y las uvas.

Las comidas de Año Nuevo

Tras el bullicio de la Nochevieja, Año Nuevo se perfila como una de las citas gastronómicas más familiares del calendario. A pesar de que muchos restaurantes permanecen cerrados en esta fecha para que los trabajadores descansen y puedan pasar este día con sus familias, hay algunos, como el Asador Uslaer, en la Rochapea, que acepta pedidos de asados, como gorrín o carrilleras, para facilitar las comidas en las casas.

Todo listo en el Hotel Luze el Toro para el cotillón de Nochevieja. Cedida

En ese sentido, crece la tendencia de reservar los menús para llevar los platos elaborados desde la comodidad de casa. Y uno de los casos más especiales es el del Hotel Luze el Toro, que desde hace varias semanas cuenta con el aforo completo –para 250 personas, aunque cabrían más pero “hay que mantener la relación calidad-precio y la exclusividad”, indica Elena Rezola, directora del hotel– tanto en el cotillón de Nochevieja como en la comida de Año Nuevo.

En lo que se refiere a esta segunda, como “la gente se está acostumbrando a no cocinar y, además, ofrecemos un ambiente cálido y bonito”, cada vez son más –mucha clientela fija– los que escogen esta opción, ya completa, para ir porque, además, el menú es bastante económico.

Incluye entrantes calientes (caldito con papada ibérica y cereales aroma Jérez, canelón de hongos, langostinos, Mornay, salsa perigourdine y crujientes de arroz), carne ( paletilla de cordero confitada, puré de higos secos y ensalada de hojas con sorbete de limón y vodka), postre ( tarta aérea de cacao con inglesa de yogur y ensalada de frutos rojos) y bodega ( vinos DO Navarra, café e infusiones). Y todo ello por un precio de 65 euros. Además, también cuentan con un menú infantil, con pasta con tomate, hamburguesa o nuggets de pollo a elegir, postre y agua y refresco, por 25€. “Es un día mucho más familias, aunque viene todo tipo de clientela. Queremos que disfruten de un espacio muy bonito y que tengan un servicio de la mejor calidad posible”, menciona Elena.