La Federación de Asociaciones Gitanas de Navarra Gaz Kaló se ha hecho eco de la situación en la que vive una familia gitana en Sangüesa desde hace más de dos meses, la familia Abadía, formada por veinte miembros: los abuelos más tres unidades familiares con doce menores que habitan la misma vivienda.

Mayores y niños conviven en el número 10 de la Carretera de Javier, en la casa que el padre, Emilio Abadía compró tras cargar con la hipoteca que va pagando al banco. Una realidad común.

Hace ocho meses que la casa se fue llenando con la llegada de los hijos y sus descendientes a falta de otro techo. Y han pasado más de dos desde que la situación se agravó cuando Emilio tuvo que acoger a otro de sus ocho hijos con su familia respectiva. En total, 20 personas, una habitación por familia y espacios comunes compartidos en los que se mezclan doce menores con adultos. “Es una situación extrema que se alarga. Viven hacinados en una casa y no pueden soportalo más. La angustia, la impotencia y la desesperación invaden a toda la familia, especialmente a los abuelos, que soportan toda la carga”, argumenta Ricardo Hernández, coordinador de Gaz Kaló. Esta asociación hace un llamamiento al Ayuntamiento de Sangüesa y al Gobierno de Navarra con el objetivo de buscar soluciones urgentes a esta angustiosa situación.

Servicios Sociales de Sangüesa dio traslado a la asociación del hacinamiento en e l que viven y los problemas de convivencia que de él se derivan tras el seguimiento efectuado a la familia, para tratar de agilizar algún tipo de acción favorable.

Con 63 años y una minusvalía del 70% el padre, Emilio Abadía, hace frente con su renta de 380 euros al préstamo y es el sostén principal porque los hijos carecen de trabajo. Asegura que lo buscan y, cuando lo encuentran, recalca “ es eventual y precario. Así no podemos vivir, es como se vivía en tiempos. Los niños se pelean, hay mucha tensión y desesperación. Estamos con psicólogos y tratamientos médicos. Hay que vivirlo para saber lo qué es”, expresa Emilio.

La trabajadora social Ana Garro corrobora la búsqueda activa de los jóvenes que “se emplean en lo que pueden” . Ella misma se ha implicado hasta donde ha podido para buscar soluciones que no llegan. ”Nos hemos encontrado con una pared: el Ayuntamiento no tiene vivienda pública, Gobierno de Navarra, por medio de Nasuvinsa, no responde. He pensado en otras vías de emergencias, he tocado teclas, pero no ha sido suficiente”, lamenta.

La vía particular asegura la trabajadora social tampoco contesta. “Han buscado y también desde aquí lo hemos intentado en Sangüesa y otras localidades cercanas. Cuando llaman por teléfono para alquilar una, les dicen que está libre. Cuando saben que es para ellos la respuesta es negativa”, le consta.

“La realidad de esta familia también la podríamos trasladar a otras localidades de Navarra, ya que la Estrategia de Desarrollo para la Población Gitana de Navarra 2019/2022, recientemente aprobada por el Gobierno de Navarra, señala que la población gitana es uno de los sectores de población más discriminados en el acceso a la vivienda, ya que un tercio de las personas gitanas afirman haberse sentido discriminadas en el proceso de alquiler de una vivienda, y una de cada cuatro en la compra. Asimismo, dicha Estrategia destaca, en el ámbito de la Comunidad Foral, la existencia de al menos 144 infraviviendas habitadas por ellas con importantes problemas detectados entre ellos: pobreza energética. habitabilidad, insalubridad, entornos muy degradados y amenaza de expulsión”, recalcan desde Gaz Kaló.

desequililbrio y baremo El Ayuntamiento de Sangüesa no tiene vivienda pública, a la espera de la apertura de dos casas de los camineros rehabilitadas y paralizadas de momento. “LLevamos tiempo detrás del tema y somos conscientes de la necesidad”, asegura la alcaldesa, Lucía Echegoyen.

Desde Nasuvinsa, Julio Iturri, reconoce que la oferta no se ajusta a la demanda, si bien admite se están haciendo importantes esfuerzos sobre todo en materia de alquiler. De las 1.700 viviendas que tienen actualmente, 120 están gestionadas por colectivos a través de convenios. Gaz Kaló no está entre ellos y la realidad , apunta, es que el problema de la vivienda para los gitanos entraña gran dificultad como minoría étnica que son. Los hijos de Emilio Abadía están apuntados en la lista de Nasuvinsa como demandantes con su baremo que les da unas posibilidades de adjudicación, pero no soluciona la acuciante necesidad.

“Sabemos de los mecanismos, políticas y programas activados, pero la Administración es lenta”, opina Ana Garro, al tiempo que reconoce que la de Sangüesa es una situación puntual, pero urgente.

rechazo Emilio Abadía y su familia han vivido prácticamente toda su vida en Sangüesa. Se siente sangüesino, pero acusa, ahora más que nunca, la desigualdad . “Hemos hecho todo tipo de trabajos, muchos de los que no querían hacer otros y ahora no nos quieren. Somos humildes y honrados, pero los tiempos han cambiado con las fábricas y el dinero. Hemos echado raíces. Somos de aquí. Aquí han nacido los hijos y en el cementerio están los nuestros. Pedimos una vivienda digna para no tener que seguir viviendo así”.