PAmplona - Rafael Huarte (Pamplona, 1971), es ingeniero técnico en informática de gestión de profesión y voluntario de la Cruz Roja desde 1988. Acaba de ser nombrado presidente autonómico de la Cruz Roja en Navarra. Hace tres meses estaba en Mozambique, en el operativo de Cruz Roja

Española tras el Ciclón Idai. Curenta con una amplia experiencia en este campo, con un total de 13 intervenciones internacionales.

Acaba de acceder a la presidencia pero hace poco su labor en la Cruz Roja se desarrollaba en otro lugar.

-Hace tres meses estaba en Mozambique. He pasado de estar en el barro o en el ciclón a volver aquí. De hecho estuve allí con un ex presidente autonómico de Navarra. Eso muestra al final la capacidad de cambio y adaptación a las situaciones que debemos tener los voluntarios que trabajamos en este campo. Hace dos años estuve en Bangladesh, con los refugiados. Esa ha sido una de las experiencias más complicadas que he estado por la magnitud, porque subías a la montaña y veías 20 kilómetros al fondo y no parábamos de ver de chabolitas, y nos preguntabamos que podíamos hacer. Mozambique si que era más sencillo, acotas un poco más porque se trata de un desastre natural que ocurre en un lugar determinado y debes destinar la ayuda humanitaria a ese lugar. En Bangladesh la situación era diferente, psicológicamente fue muy duro. En Mozambique en cambio, eramos un equipo muy grande muy bueno y ha sido un placer. Nos ha permitido trabajar con ganas, y sacar adelante las ideas planteadas o cualquier tipo de iniciativa que iba surgiendo sobre la marcha. Vas pensando realizar ciertas acciones y terminas haciendo 20 más que ni te planteabas hacer y que han surgido sobre el terreno. En ese sentido la experiencia internacional es muy bonita porque no te centras exclusivamente en una acción o un proyecto, y te tienes que adaptar a cualquier problema o necesidad que surja sobre el terreno. Por otro lado, tuve mi experiencia en los campos de refugiados saharauis.

Una actividad totalmente diferente a la que se desarrolla a nivel local.

-Absoluntamente. Allí vas a resolver un problema concreto pero durante la estancia puede ir surgiendo problemas sobre el terreno. Hay países que ya tenían problemas antes de que ocurriera la catástrofe natural o el conflicto. En esos casos, se realiza un trabajo durante unos meses para paliar los efectos de la catástrofe o el conflicto. En concreto, en emergencias se trabaja en un periodo de entre tres y seis meses y una vez que se pasa la emergencia, se empieza con los proyectos de desarrollo, que se pueden prolongar hasta diez años.

Normalmente es esos primeros meses cuando se visibiliza más esa labor, ¿no?

-Generalmente es cuando más se suele visibilizar, sí. Después quizá vuelve a aparecer en los medios en el décimo aniversario o en momentos simbólicos. Y si la gente se pregunta, ¿qué ocurre con mi dinero?, que no se preocupen, que todo ello se destina a las labores humanitarias. Todo, absolutamente todo, se gasta en el programa que se está llevando a cabo en el lugar y lo puedo corroborar porque me ha tocado justificarlo.

¿Cómo se realiza esa labor?

- Yo he tenido que justificarlo todo. Justificas hasta el último vale de gasolina que tienes y si no lo puedes justificar, lo devuelves. Somos totalmente transparentes. Si te piden hacer auditoría, nosotros vamos más allá, y si se piden donaciones para un fin concreto, destinamos dichas inversiones para ello. Si por ejemplo, se pide un dinero para Indonesia, ese dinero se emplea en Indonesia. Además, hay países en los que es muy complicado justificar a qué destinamos cada uno de los céntimos empleados, pero lo hacemos.

¿Se emplea el mismo modelo de gestión a nivel nacional?

-Sí, lo que se hace a nivel internacional, se replica a nivel estatal. No es que en internacional seamos buenisímos y aquí nos olvidamos de la transparencia. Se hace exactamente lo mismo.

El trabajo sobre el terreno aportará mucho al voluntario.

-Se coge muchísima experiencia. Cada vez que sales ves unas realidades y una forma de trabajar muy enriquecedora. Llegas allí y estas trabajando con voluntarios de diferentes nacionalidades y culturas. Y de alguna manera los principios son los mismos y no tienes que enseñar cómo trabajar a tus compañeros. El material es estándar y la forma de trabajar también.

¿Esto ha funcionado siempre así?

-En mis primeros años era una auténtica locura. Cada uno teníamos nuestra forma de trabajar y cada uno contaba con sus propios materiales , La información no se compartía entre las diferentes organizaciones, ahora se comparte todo. Da igual el tamaño de la organización. Por ejemplo, si estás trabajando del sector del agua, cada organización comparte los datos que tiene, se complementa con la que tienen las otras organizaciones y con ello se consiguen datos más detallados del terreno. Sino era una locura, porque antes cada organización trabajaba en el lugar que se asentaba y hoy en día, el hecho de tener más información nos permite llegar a más gente y trabajar más con los mismos recursos que antes.

¿Cómo trabaja Cruz Roja a nivel internacional?

-Lo bueno que tenemos es que estamos presentes en casi todos los países. Por eso. cuando vamos a un lugar, ayudamos a la asociación local del lugar que no cuenta con recursos suficientes para hacer frente al conflicto o a la catástrofe que ha sufrido dicho país. Por ello, no tienes que hacer un estudio de lo que ha ocurrido y como solventarlo, ellos ya cuentan con la información suficiente de lo ocurrio. Es decir, llegas a un sitio que ya se ha realizado el estudio de la realidad, y ganas bastante tiempo. Y como trabajas como un voluntario más de ese país, y compartes rutina con los locales, te enriqueces mucho más. No eres ni más, ni menos que ellos. Todos somos voluntarios que estamos trabajando y ayudando ante una situación de emergencia y aprendes muchísimo, tanto de la gente con la que trabajas, como la que está allí.

El Post-it

31 años de voluntario. Rafael Huarte entró de voluntario en 1988 y mediante un amigo que ya era colaborador. Al principio empezó en Juventud, después pasó a Emergencias y tras pasar por diferentes departamentos y trabajar en gestión de programas. En los últimos años se ha centrado en el ámbito internacional, donde ha trabajado en más de 13 misiones y ha ayudado en lugares como Haití, Bangladesh o Mozambique. Ahora ha vuelto al ámbito local, a la presidencia autonómica, donde permanecerá los próximos 4 años.

“Compartir información entre ONG, facilita mucho el trabajo”

“En emergencias se trabaja entre 3 y 6 meses, en desarrollo hasta 10 años”

“Justificamos hasta el último céntimo que empleamos en el desarrollo de nuestro trabajo”