Elegir el destino de vacaciones puede resultar un quebradero de cabeza. Playa o montaña; turismo o descanso... algunos lo tienen claro y se decantan por incluir todo en un uno: el Camino de Santiago. La ruta que pasa por Navarra, el conocido como Camino francés, es la escogida por la mayoría de peregrinos que se animan a caminar durante más de 30 días. Pese al calor típico del verano, estas rutas se llenan de caminantes. También los lugares de paso, entre ellos Roncesvalles, Pamplona o Puente La Reina.

Navarra es la puerta del Camino de Santiago en la Península. Una ruta que el rey navarro Sancho III el Mayor promovió en el siglo XI como oficial: el Camino Francés. Pamplona es la primera ciudad que se topan quienes transitan, siguiendo esta ruta, hasta Santiago de Compostela. Una parada obligada para todos los peregrinos que deciden visitar la ciudad tras los kilómetros de caminata realizados esa jornada. Comer un plato caliente, descansar, o restablecerse con un baño y un buen masaje de pies son algunas de las actividades que acompañan el turismo de los peregrinos en la capital navarra.

Este año, la Guardia Civil activó en Navarra también una aplicación móvil para reforzar la seguridad en el Camino. Ésta permite geolocalizar a los peregrinos que la activen de forma voluntaria en sus móviles. El objetivo es también el de fomentar, prevenir, impulsar, concienciar y fortalecer la seguridad ciudadana y la preservación del patrimonio histórico-cultural y medioambiental a lo largo del Ruta Xacobea.

Son muchas las motivaciones para emprender esta hazaña; así, los hay que tienen razones religiosas, a otros les gusta la naturaleza, y los que más deseaban hacer un viaje en grupo o, por el contrario, consigo mismos, pero, sea como fuere, la sensación de satisfacción es unánime. En el mes de junio, en la Oficina de Peregrinaciones se recibieron 49.067 peregrinos; el anterior Año Santo en 2010 fueron 33.757. Desde Roncesvalles iniciaron el camino 875 personas; desde Pamplona, 554.

Pau, un joven de Alicante, inició su andadura en la capital navarra. "Después de casi un mes caminando te embarga una mezcla de muchas emociones; tristeza, felicidad... Te vienen muchas cosas a la cabeza sobre lo que te ha pasado durante este tiempo de viaje", asegura. Con respecto a las infraestructuras, las sensaciones son bastante satisfactorias aunque "en algunos sitios del Camino los servicios se encuentran mejor", coinciden todos ellos. "Quizás en algunos lugares de Galicia, como hay más afluencia de gente, haya más hoteles y albergues, pero también son más caros", detalla Pau, que confiesa haber "disfrutado mucho de la meseta" también.

Los albergues municipales navarros son unos de los mejores valorados por los peregrinos. Estos aseguran que, además de las instalaciones que se mantienen limpias y con utensilios disponibles, en ellas se crea muy buen ambiente porque se pueden hacer comidas entre todos para hacer grupo. Y es que, al final, los compañeros con los que inicias el camino se convierten en una familia con la que coincides en algún que otro kilómetro, compartes ampollas y experiencias hasta llegar a Santiago. Frente al templo en el suelo, con la cabeza apoyada en las cargadas mochilas y una vista privilegiada, es el momento en el que recordar el Camino y preparase para la despedida de esta experiencia.