PAMPLONA - El piloto de ala delta que se accidentó en Tudela y falleció el pasado lunes, el pamplonés Tximo Iriarte Ziritza, llevaba casi 30 años surcando los cielos, donde “encontraba la libertad que no se encuentra en el suelo. Su pasión era volar”. Así de rotundos se expresaban ayer allegados y compañeros de práctica deportiva al recordar al malogrado piloto, que contaba con participaciones en campeonatos mundiales, europeos y estatales, además de haber ganado competiciones navarras y otras celebradas en la Comunidad Autónoma Vasca.

Afincado en el barrio de la Rochapea, aunque sus orígenes habría que buscarlos en el barrio de San Juan, y padre de una hija de 18 años de edad, Tximo era bombero del Gobierno de Navarra, servicio en el que ingresó en el año 1998, y actualmente estaba destinado en el parque central de Cordovilla. Aunque tenía la posibilidad de pasar a servicios auxiliares al haber cumplido los 55 años, quienes le conocían aseguran que tenía previsto mantenerse en el operativo. “Era un persona muy activa, siempre estaba animado y era muy agradable en el trato. Sentimos su pérdida”, señalaron ayer compañeros del fallecido, que en el pasado estuvo destinado en el parque comarcal de bomberos de Alsasua y también fue miembro del Grupo de Rescate Acuático (GRA) del propio Servicio de Bomberos.

Pero su gran afición, sin duda, fue volar en ala delta, especialidad deportiva que empezó a practicar hace unos 30 años, después de volar durante un corto de espacio de tiempo en parapente. Como piloto de ala delta, Iriarte participó en numerosas competiciones estatales, y se llegó a clasificar entre los diez primeros puestos en campeonatos de España. “Era un piloto muy peleón, muy constante. Tenía mucho tesón, pero sobre todo le gustaba vivir. Su pasión era volar”, recalcaron ayer conocidos del fallecido, que tenía dos hermanos. - J.M.S.