pamplona - "No soy chamán, soy músico. Y no sabía que la ayahuasca la catalogan como droga de sumisión química, yo la uso para limpieza energética. Pero los efectos de lo que tomamos duran 2-3 horas, para que dure más hay que ir 3 días a la selva", defendió ayer en la Audiencia el acusado de abusar de una mujer aprovechando la ingesta previa de dicha sustancia. Justificó que él no tuvo "conciencia de abusar de nadie. Fue sexo consentido". Así resumió el viaje rocambolesco a Navarra el chamán de 38 años para el que la Fiscalía pide 9 años de cárcel por un delito continuado de abusos sexuales sobre una mujer que tomó la ayahuasca que le suministró el encausado. Ello provocó que la mujer "tuviera mi voluntad anulada. Solo respondía a estímulos y estaba conectada con mis emociones más primitivas, me oriné encima. No tenía fuerzas, ni podía razonar. Le debí decir que sí quería hacer el amor, pero no era yo, yo no quería hacer el amor".

Estos hechos ocurrieron a finales de mayo de 2018. Se descubrieron después de que la mujer huyera de un caserío de Azpilikueta al que había acompañado al acusado desde Madrid, donde la noche anterior habían celebrado un ritual de sanación. Tras pedir ayuda en el pueblo, se la trasladó al centro de Salud de Elizondo, de ahí se le derivó al CHN y se activó por la Policía Foral el protocolo como posible víctima de un ataque sexual, aunque la primera alerta fuera por intoxicación por ayahuasca.

El acusado y la presunta víctima se conocieron la víspera de los hechos por una amiga común, a la que ella culpa de presentarle a un "hombre que no era de fiar" y que también participó en la ceremonia de ayahuasca. La denunciante convenció a otro amigo para que se apuntara y los tres bebieron del mismo recipiente. El amigo sufrió vómitos y alucinaciones, la amiga (que dijo que la presunta víctima le afirmó que quería sexo con el chamán) apenas algún mareo, pero la presunta víctima narró un estado casi de inconsciencia, narró. "Tenía miedo de morirme, veía fantasmas. De hecho, sus amigos le recomendaron que no viajara al estar tan "mal", pero decía que ya "era mayorcita", según la amiga. El acusado negó que la presunta víctima estuviera así. "Experimentó visiones, no alucinaciones. Pero ella podía caminar, estaba muy normal, supremamente bien". Una vez dentro del vehículo, el procesado declaró que "hubo cierta coquetería, un cortejo. Empezamos a tocamos. Ella estaba consciente, disfrutaba y me dijo que parara en un hotel para tener sexo ya. Lo tuvimos y ella quería más. Yo tenía prisa de llegar a Navarra a la sesión y le dije que si se quería quedar, que lo hiciera, pero yo me iba. Y nos fuimos. Al llegar al caserío, ella se cambió de ropa en la calle y luego se marchó senda abajo. Intenté verla en el centro de salud y ella no quiso". La anfitriona en Azpilikueta y que recibía la visita del chamán declaró haber visto normal a la presunta víctima al bajarse del coche. Ella dijo que tras la ceremonia y hasta despertarse ya en el vehículo "no recordaba nada. Desperté al ver amanecer y oírle cantar, y me pidió que le tocara. Y decidió parar en el hotel. Allí me empujó contra la cama. Me decía que le diera placer, pero yo estaba paralizada, no podía ni levantarme. Hacía lo que me decía".