pamplona - La Audiencia navarra juzga entre hoy y mañana a un chamán, de origen colombiano y de 38 años de edad, acusado de suministrar ayahuasca a una mujer para sumirla en un estado alucinatorio y aprovechar su falta de consentimiento para agredirla sexualmente en el transcurso de un viaje de Madrid a Azpilikueta. La Fiscalía pide para el acusado nueve años de prisión por un delito continuado de abusos sexuales. El acusado se dedica a realizar ceremonias de sanación chamánica usando distintas sustancias así como música.

Así, el 23 de mayo de 2018, el procesado contactó a través de una conocida con dos mujeres, una de ellas la víctima. Esta accedió a que le hiciera una ceremonia de sanación o limpieza, así que empezó a cantar mientras le insuflaba una sustancia no concretada por la nariz. Cuando la mujer se empezó a sentir mal, le explicó que era normal y le empezó a dar un masaje que fue consentido. Terminado ese acto, el procesado le dijo que tenía que dirigirse a Elizondo para realizar otra ceremonia similar y le propuso a la víctima que le acompañara y le llevara en coche ya que el acusado no tenía vehículo. Tras una primera negativa, ella terminó accediendo. Antes realizó otro ritual nocturno de sanación con una amiga y un amigo de la víctima en una casa de un pueblo de Madrid. Empezaron la ceremonia a medianoche, cuando el acusado tomó la palabra, tocó la guitarra, extendió sal alrededor del fuego y preparó una bebida en la que mezcló dos sustancias, una de ellas la ayahuasca, planta con principios psicoactivos. Los tres participantes en la ceremonia sufrieron náuseas, vómitos, mareos y alucinaciones. La víctima, además de ello, empezó a tener mucho miedo, a llorar y a llamar a sus amigos porque sentía que se estaba muriendo. Así como sus acompañantes se recuperaron de los efectos de lo ingerido, la víctima se sentía cada vez peor y ni siquiera podía andar sola.

SE APROVECHÓ DE SU ATURDIMIENTO Pese a no estar en condiciones de viajar, el acusado, con la excusa de que podía tener problemas con el coche porque era de la víctima, insistió en que le acompañara a Navarra. Ella seguía mareada y con alucinaciones, habiendo perdido el sentido durante un tiempo, hasta que el acusado empezó a cantar y a masturbarse en el interior del coche. Aunque, según el fiscal, él tenía pleno conocimiento de que la víctima estaba privada de su capacidad por los efectos de la ayahuasca, le pidió que lo masturbara y le hiciera una felación, lo que ella hizo debido a la influencia de la droga. Asimismo, el procesado le masturbó a ella. De madrugada llegaron a un hotel en Alcolea del Pinar, comieron algo en el bar y aprovechando que ella ni se movía con normalidad ni reaccionaba, pidió una habitación a la que llegó a la mujer. La desnudó y la penetró vaginalmente, sin que ella debido a su estado pudiera hacer nada para evitarlo. Le obligó a la mañana a seguir el viaje hasta un caserío de Azpilikueta, donde al llegar ella seguía convencida de que se estaba muriendo y con una sensación de irrealidad. Así, abandonó precipitadamente el caserío pidiendo ayuda a unas personas que estaban en las cercanías y que la llevaron al centro de salud. De allí la derivaron al hospital, donde se le diagnosticó posible intoxicación por ayahuasca. La mujer sufre un trastorno de estrés postraumático ya que presenta secuelas de todo tipo.

Consecuencias. La Fiscalía recuerda que la ayahuasca es una bebida elaborada a partir de combinar dos plantas que potencian los efectos alucinógenos. Restos de ambas plantas se hallaban en la víctima. Se encuentra recogida en el anexo de las sustancias detectadas en casos de agresión sexual y otros actos delictivos de la Oficina de las Naciones Unidas contra la droga y el delito. Según la Fiscalía, el acusado era pleno conocedor de los efectos de dicha sustancia ya que la emplea regularmente en sus sesiones de sanación. Se la suministró a la víctima, con la voluntad de esta última, para aprovecharse de los efectos que habían tenido en su capacidad de decisión, que eran evidentes, para tener relaciones sin consentimiento.