pamplona - La Clínica Universidad de Navarra (CUN) ha puesto en marcha el proyecto BRAV?, un estudio internacional que “combina terapia celular y bioingeniería para diseñar un dispositivo biológico capaz de recuperar la funcionalidad cardíaca en personas con enfermedad coronaria”. Así lo anunció el centro en una nota de prensa, en la que expuso que el proyecto, en el que participan 14 instituciones europeas de cinco países, está liderado por la Clínica y ha sido financiado por la Comisión Europea con 8 millones de euros, dentro del Programa Horizonte 2020.

La importancia del proyecto, según explicaron, reside en que la enfermedad cardiovascular es la principal causa de muerte en el mundo. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que globalmente es responsable del fallecimiento de unos 18 millones de personas cada año en el mundo, 4 millones en Europa. Aunque la mortalidad está disminuyendo, se considera que solo en la Unión Europea (UE) viven con esta dolencia 49 millones de personas. Entre los tipos de patología cardiovascular, la más frecuente es la enfermedad arterial coronaria o cardiopatía isquémica; una afección que consiste en la obstrucción de las arterias del corazón, que impide el suficiente flujo de sangre y de oxígeno. Se trata de una enfermedad limitante crónica que provoca en la Unión Europea un gasto sanitario de unos 59 mil millones.

Como señaló el doctor Felipe Prósper, director del Área de Terapia Celular de la CUN e investigador responsable del proyecto, “cada paciente tiene un tipo de infarto diferente, según la parte afectada del corazón y la intensidad de la lesión. Con el proyecto BRAV? buscamos diseñar un dispositivo generado con las células madre del propio paciente que, al acoplarlo a su corazón enfermo, le proporcione una asistencia ventricular personalizada y duradera”. Este dispositivo biológico, BioVAD, busca sustituir a los actuales dispositivos mecánicos de asistencia ventricular cardíaca (VAD) empleados en pacientes con necesidad de un trasplante cardíaco, en aquellos con insuficiencia cardíaca temporal o tras algunas cirugías del corazón. Estos dispositivos no ofrecen una solución terapéutica duradera (rara vez superan los 5 años de vida útil) y su implantación, generalmente, requiere cirugía a corazón abierto con importantes riesgos asociados.