l cierre temporal de las fronteras del estado español está teniendo una gran repercusión en las poblaciones limítrofes como Xareta, en los que la actividad comercial se ha visto paralizada a raíz de las medidas de prevención tomadas por el gobierno central en plena crisis del coronavirus.

Ayer, durante las primeras horas de la ejecución de las medidas, en la frontera de Dantxarinea la Policía Nacional paraba a todo los vehículos. A los que tenían nacionalidad española los dejaban pasar sin problemas, así como a los que justificaban el paso debido a motivos de trabajo. En cambio, a las personas que pretendían acudir a las ventas a aprovisionarse les prohibían el paso y les invitaban a volver atrás. Sin clientes, las ventas de Dantxarinea presentaban un aspecto inusual, casi fantasmagórico. Los parkings de las zonas comerciales, normalmente abarrotados de vehículos, se veían vacíos; las estaciones de servicio, normalmente con colas, estaban desangeladas. Los supermercados, que habitualmente acogen a miles de personas, acogían a pocos vecinos de Zugarramurdi y Urdazubi. Y es que a partir de la medianoche del lunes, sólo pueden pasar la muga los ciudadanos con nacionalidad española, cuando la clientela de las ventas de Dantxarinea es, más o menos en un 90 %, de Iparralde o de Francia. Desde el domingo el panorama habitual del comercio ha variado sustancialmente. Tras el cierre de varios comercios por el estado de alarma, se suma ahora el cierre de fronteras, una auténtica estocada para la zona.

Urdazubi, con alrededor de 350 habitantes, abarca el barrio de Dantxarinea, donde las ventas, grandes superficies que acogen miles de personas provenientes en su mayoría del estado francés, y de las que dependen más de 500 puestos de trabajo. Además del comercio y la hostelería, el turismo también genera muchos puestos de trabajo, por lo que la preocupación por las consecuencias del coronavirus es evidente en la zona. Iñaki Ariztia, alcalde de Urdazubi, se mostraba preocupado, por las ventas, por los bares y restaurantes y por el turismo: "Esta misma semana, el puente de San José, y pronto Semana Santa. Las casas rurales, hoteles y apartamentos estarán vacíos, la Cueva de Ikaburua también cerrada, y además, las ventas, sin clientes". Desde el fin de semana las cuevas de Ikaburua está cerrada al público. Precisamente el pasado domingo las 8 cuevas que componen la Asociación Lurpea, entre las que se encuentran las tres de Xareta (Sara, Urdazubi y Zugarramurdi), iban a celebrar el Día de las Cuevas; "con mucha pena", tuvieron que suspenderlo. Entre las tres, acogen cada año aproximadamente a 300.000 visitantes, por lo que el cierre de las mismas repercutirá de manera muy negativa en el entorno.

Ariztia estuvo ayer por la mañana en Dantxarinea, y fue testigo presencial del vacío, de la falta de gente. El poco movimiento que se veía era alrededor del control de la Policía Nacional.

Aunque apenas había gente y los supermercados de las ventas estaban prácticamente vacíos, durante la mañana varios clientes de Iparralde pudieron acceder a realizar sus compras, y es que hay dos accesos a Dantxarinea, y a primera hora, mientras la Policía Nacional controlaba un acceso, por el otro, varios clientes accedieron al recinto comercial.

Txomin Iribarren lleva toda su vida trabajando en Dantxarinea. Regenta Josenea Zone Auto, un área multiservicios compuesta por gasolinera, taller mecánico, boxes de lavado y alquiler de auto caravanas. Es además el presidente de la Asociación de Comerciantes de Dantxarinea. Se mostró preocupado ante la situación del coronavirus y el cierre de fronteras, que afecta de lleno a sus negocios, "lo peor es la incertidumbre del qué pasará y cuánto durará. Pero, no hay que verlo todo negro. Normalmente si se ven nubes, nos nublamos cada vez más y todo se vuelve negro. Hay que pensar que esto nos afecta a todos, y que saldremos adelante". Comentó que tendrán que valorar qué hacer los próximos días, pues "no tiene sentido seguir igual si no hay clientes". Iribarren, que además del área comercial le toca trabajar de transportista se quejó de las condiciones que tiene que soportar los camioneros. "Se supone que tenemos que abastecer a la sociedad, que somos un servicio imprescindible, pero a su vez, en el transcurso de nuestro trabajo no tenemos dónde comer, no disponemos de servicios donde asearnos€la autoridades tendrán que pensar en algo, porque trabajar así durante mucho tiempo es inhumano".

El responsable de Venta Peio, Bruno Giral, se mostraba preocupado por la falta de clientes. "Todavía es pronto para sacar conclusiones y tomar decisiones, pues hace unas horas que han cerrado la frontera, pero evidentemente, habrá que analizar la situación". "Francia también está empezando a implantar medidas, y tenemos que tener un ojo puesto allí".

Katixa Irigoien trabaja en una gasolinera de Dantxarinea, y ayer se mostraba estupefacta, ante la imagen que divisaba a su alrededor. Normalmente suele haber muchísima gente. Por ejemplo, el fin de semana pasado, sobre todo el sábado hubo largas colas para repostar. Ayer (lunes) y especialmente hoy (martes) ha habido un bajón impresionante. Hoy (martes) sólo hemos tenido dos clientes", comentaba incrédula.

El caso de la urdazubiarra Miren Sansiñena es digno de mención. Es la propietaria del bar restaurante Indiano Baita, más conocido como carretero, situado en la plaza de la localidad d Xareta. Durante los meses de enero y febrero cierran el local, y tenían previsto reabrirlo el pasado 14 de marzo, pero permanece cerrado por el estado de alarma. Aunque e natural de Urdazubi, vive con su familia en Dantxarinea, pero en la parte de Ainhoa, a 100 metros de la muga, y a primera hora de ayer, tras el cierre de frontera tenía dudas de si le dejarían ir a Urdazubi, a cuidar de su madre, dependiente. No tuvo problemas, gracias a un documento que deben cumplimentar las personas que viven en el estado francés, indicando el motivo del tránsito.

Lorea Lapeyrade, nacida en Baigorri y residente en Lekaroz, viaja cada día a su pueblo natal, donde trabaja en el servicio de correos, La Poste. Se mostraba expectante pero tranquila, sabiendo que no tendría problemas para acudir a su lugar de trabajo. Según contaba, el paso por Izpegi, menos transitado que otros lugares, estaba como todos los días, sin apenas movimiento. Eso sí, una patrulla de la Guardia Civil le dio el alto tanto cuando se dirigía a trabajar como cuando volvía, dejándole pasar sin problema.

Otro vecino de la comarca, el doneztebearra Iban Mindegia, trabaja de electricista en Iparralde. Ayer estuvo trabajando en Donibane Lohitzune, hasta las 12.00 horas, justo hasta que el estado francés impuso el confinamiento. Horas antes, los trabajadores de su empresa decidieron dejar de trabajar e irse a casa, para evitar riesgos.