- “Páganos 2.000 dólares en 24 horas o difundiremos un vídeo sexual tuyo entre doce conocidos”. Es la exigencia que recibió un vecino de Pamplona a mediados de abril a cambio de que las personas al otro lado del correo electrónico no difundieran entre sus familiares y amigos un vídeo suyo de contenido sexual. Para intentar hacer creíble la amenaza, el mensaje iba encabezado con una contraseña que el destinatario usó hace años en internet. “No podían tener ningún vídeo mío, así que no me tomé en serio la amenaza, pero sí me causó preocupación que hubieran obtenido una contraseña mía. Eso te genera una gran incomodidad”, admite este pamplonés, que inmediatamente puso los hechos en conocimiento de la Guardia Civil.

El mensaje, escrito en inglés, fue recibido por esta víctima de intento de sextorsión el 17 de abril. “Yo hago un uso limitado de internet, ni siquiera tengo redes sociales, ni me he registrado en una web de contactos nunca, sólo me limito a usar el correo electrónico, a hacer búsquedas en Google y alguna compra esporádica. Soy muy cauteloso, porque sé a los riesgos a los que te expones en internet. Tampoco uso la telebanca”.

Como le indicaron desde la Guardia Civil, los extorsionadores suelen “ir a ciegas” buscando a víctimas potenciales que podrían creerse sus amenazas y realizan envíos masivos de correos electrónicos con un gancho que le pueda conferir credibilidad, en este caso, la contraseña usada en el pasado por el destinatario, que los ciberdelincuentes habrían obtenido de forma fraudulenta, posiblemente de otra organización criminal.

A continuación, el mensaje afirmaba que le habrían pirateado la lista de contactos de Facebook (“yo ni siquiera tengo Facebook”, afirma el destinatario), del teléfono móvil y toda la actividad del ordenador de los 142 días previos, incluido material sexual que habrían grabado a través de la webcam durante su acceso a páginas para adultos. “Decían que tenían imágenes mías masturbándome, lo cual era imposible, y me amenazaban con enviarlas a doce de mis contactos. No tengo nada que ocultar en mi vida, pero me preocupa que alguien se pueda hacer con mis contraseñas”, recalca.

Los extorsionadores le exigieron el pago de 2.000 dólares en 24 horas “en bitcoins” (criptomoneda). “Tenía claro que no iba a pagar y te da la tentación de responderles, pero no le hice por precaución, para no demostrarles que mi cuenta de correo electrónico sigue activa”. Tras el primer correo, sin embargo, recibió otro en los mismos términos. “La Guardia Civil ya me avisó de que lo harían. Estos delincuentes van buscando a alguien que caiga en sus engaños y les pague. Yo no lo hice, pero puede que alguien lo haga”, lamenta.