- El confinamiento ha provocado la restricción de todo tipo de visitas en los centros penitenciarios con el fin de evitar la propagación del virus entre trabajadores y reclusos. No obstante, este aislamiento supone un perjuicio para los presos, especialmente para aquellos que sufren problemas de salud mental o algún tipo de adicción ya que también se han restringido las visitas de terapeutas y asociaciones que trabajan en su tratamiento. Por ello, desde Salhaketa denuncian la “total desatención” de este colectivo en el conjunto del Estado y también en la cárcel de Pamplona. “No está habiendo ninguna atención especial en esta cuestión, ni se les está dando atención psicológica ni psiquiátrica y tampoco se les está facilitando el contacto con la familia”, señala Libertad Francés, integrante de la asociación.

En concreto, Francés señala que las personas con problemas de salud mental dentro de prisión “suelen estar bastante maltratadas porque normalmente su propia problemática de salud mental suele ponerles en aislamiento, porque sus conductas se tratan como actitudes sancionables”. “El confinamiento va a tener consecuencias negativas en estos presos, también de cara a recuperar su libertad porque los permisos o el tercer grado se conceden en base a los puntos que la Junta de Tratamiento da al preso por su conducta en las diferentes actividades, pero al estar suspendidas esto se va a retrasar”, explica.

Asimismo, Salhaketa, junto a otros colectivos, han denunciado recientemente que “la única medida que se ha tomado en las cárceles es el aislamiento”. “Se han aislado los módulos de la cárcel y en caso de que un recluso coja el virus se le aísla en su celda. Nosotros pedimos que se hagan en sitios sanitarios, porque estar en la celda es como estar en un primer grado o en un régimen de castigo”, denuncia Francés.