La Diócesis de Pamplona y Tudela ha propuesto diferentes medidas relativas a la celebración de actos religiosos para las distintas fases de la desescalada.

Así, informa la Diócesis en un comunicado, en fase 0 se mantiene la situación actual, con culto sin pueblo, y en la fase 1, a partir del 11 de mayo, se permite la asistencia a los templos para el culto sin superar un tercio del aforo.

En fase 2, se procederá al restablecimiento de los servicios ordinarios y grupales de la acción pastoral con los criterios organizativos y sanitarios (mitad del aforo, higiene y distancia), entre otras medidas.

La fase 3 se irá concretando conforme evolucione la pandemia y en conformidad con las medidas de prevención del contagio prescritas por las autoridades en cada momento.

Con carácter general, se establece el aforo máximo de los templos (un tercio en la primera fase y la mitad en la segunda) y respetar la distancia de seguridad. El aforo permitido debe contabilizarse en función de la dimensión del templo y la disposición de los bancos.

Debe garantizarse una distancia de dos metros alrededor de cada uno de los fieles, excepto en el caso de las personas que convivan juntas, que podrán estar más próximas. Se podría valorar la posible conveniencia de hacer uso de una megafonía exterior para los fieles que no quepan en la iglesia en una determinada celebración.

En las eucaristías dominicales, donde sea necesario y posible, se procurará aumentar el número de celebraciones cuando haya mayor afluencia de fieles, a fin de descongestionar los templos.

Se recomienda que los fieles hagan uso de mascarilla con carácter general y las pilas de agua bendita continuarán vacías. Las puertas de las iglesias se mantendrán abiertas a la entrada y salida de las celebraciones para no tener que tocar manillas o pomos.

Teniendo en cuenta la edad de algunos sacerdotes de la diócesis o su posible situación de riesgo por motivos de salud, deben valorar ellos mismos si es conveniente la celebración de las misas en estas fases iniciales de la desescalada. En estos casos, se lo comunicarán al vicario general.

En aquellos pueblos donde los vecinos sean pocos, de mucha edad y, probablemente, muchos no vayan a acudir a las celebraciones, el sacerdote debe valorar la conveniencia de celebrar la misa durante estas fases iniciales.

El cestillo de la colecta no se pasará durante el ofertorio, sino que se ofrecerá a la salida de la misa, siguiendo los criterios de seguridad señalados, mientras que el saludo de la paz, que es facultativo, se podrá sustituir por un gesto que evite el contacto directo como, por ejemplo, una inclinación de cabeza.

Para la comunión, el copón que contiene las formas que serán distribuidas a los fieles debe permanecer tapado o cubierto en todo momento. Se recomienda encarecidamente recibir la comunión en la mano.

El bautismo será un rito breve y se optará preferentemente y siempre que sea posible por la celebración individual y, en el matrimonio, elementos como los anillos o las arras deberán ser manipulados exclusivamente por los contrayentes.

Se recomienda la celebración del funeral por un solo difunto para evitar aglomeraciones. "Aunque sea difícil en esos momentos de dolor, insistir en evitar los gestos de afecto que implican contacto personal y en la importancia de mantener distancia de seguridad", señala el Arzobispado.

En la primeras comuniones, destaca, "habrá que proceder con suma prudencia, respetando escrupulosamente las medidas de prevención vigentes en cada momento, procurando que el número de comulgantes sea reducido y el de fieles no sobrepase lo establecido".