an pasado cuatro meses y medio desde que 187 aspirantes se presentaron en Navarra al examen MIR (Médico Interno residente) para acceder a la formación de especialistas médicos -que es la única vía para obtener la especialidad y ejercer-, que cuenta con 149 plazas en la Comunidad Foral y 7.512 en el conjunto del Estado.

Karmele Garaioa Aranburu, Rocío Martín Lozano (pamplonesas de 24 años) y Joannes Bengoechea Aldaz (de Etxarri Aranatz y de 25 años), los tres graduados en Medicina por la Universidad de Navarra (UN), se presentaron el pasado febrero por primera vez a la prueba y están a la espera de elegir plaza, una espera que el estado de alarma ha hecho que se dilate. Por su parte, a Rocío le gustaría especializarse en Oncología Médica, mientras Karmele todavía no lo tiene claro y Joannes se decanta por Cirugía Ortopédica y Traumatología, aunque tendrá que esperar a la siguiente convocatoria ya que planea repetir el examen porque en esta convocatoria no ha conseguido un número de orden que le aseguré una plaza en el MIR.

Hace apenas cuatro días -cuando ya deberían llevar más de una semana trabajando, en situaciones normales- el Ministerio de Sanidad confirmó a los aspirantes que la elección de las plazas comenzaría en julio y que se haría, por primera vez, de forma telemática, algo que hizo temblar a los tres jóvenes. “Se rellena una lista de prioridad, modificable hasta 12h antes de tu hora de elección, e informáticamente se asigna la plaza más alta que se queda libre de esa lista de prioridad. Esa lista, si bien puede ser infinita, si cuando llega el momento no hay ninguna plaza vacante dentro de tus prioridades se te salta. El sistema asume que prefieres repetir el MIR a hacer otra cosa. No hay posibilidad de improvisar, de esperar o de elegir con la emoción”, explican los futuros médicos.

Esta nueva forma de elección dista de la “tradicional” en la que “ibas a Madrid y, en última instancia, cuando subías a elegir, eras tú quien le decía al encargado la plaza que querías, podías ‘improvisar’ si algo iba mal, o podías decidir en el último momento si había dos opciones que te resultaban cercanas”. En definitiva, para Karmele, Rocío y Joannes, la gran diferencia entre el método actual y el de años anteriores es el factor humano: “La plaza no te la asignaba una máquina, sino que eras tu quien la elegía”, subrayan.

Otro inconveniente, apuntan los tres navarros, es que “no se garantiza que el sistema sea seguro”, ya que el pasado día 11 de junio, cuando se habilitó el sistema, “se colapsó y dio muchos problemas”. Asimismo, señalan como otra de las preocupaciones el hecho de que “no se ofrezcan certificados con valor administrativo. Si uno tiene que reclamar, no hay nada de valor legal que lo respalde, de manera que, si algo sale mal y se adjudica una plaza que no es la de uno mismo, la única solución es tener que repetir el MIR”, aseguraron. Por consiguiente, “esto generaría que un servicio se quede sin un especialista aunque hubiera gente que si que desearía coger esa plaza y se quede sin poder elegirla, aún estando vacía”.

A pesar de entender que la elección del MIR no era la prioridad en un panorama sanitario y social azotado por la covid-19, los estudiantes de la UN lamentan que “se hayan tomado las decisiones de manera unilateral, “sin pensar mucho y para cumplir plazos”. Así, piden una alternativa al sistema telemático y proponen posibilidades “más parejas a la “tradicional”, evitando ir de “turismo MIRico a Madrid”, pero sí pudiendo hacer la elección de manera presencial en las diferentes delegaciones del Gobierno en cada comunidad y, en cualquier caso, permitiendo “mínimo un margen de cambio mayor a 12 horas”. Aún así, ven “un tanto incoherente el poder ir a museos, playas o incluso a la puerta del ministerio a Madrid, pero no poder hacer la elección de manera presencial, respetando las distancias de seguridad”.

Ahora mismo, además de estar visiblemente inquietos ante la incertidumbre de enfrentarse a este nuevo método de elección, los jóvenes no pueden evitar sentirse algo desilusionados con la situación: “Llevamos seis años de carrera y ocho meses de preparación del MIR donde hemos estado estudiando de 8 a 10 horas al día de lunes a sábado con el único objetivo de conseguir una plaza que nos permita seguir formándonos en lo que nos gusta. Solo pedimos que esto no se dilate más y que se nos ofrezcan las mismas garantías que en otros años para empezar una nueva etapa en nuestra vida”, concluyen.