- Un estudio sobre el impacto de la covid-19 en los hogares de la comunidad gitana, en el que ha participado la UPNA, pone en evidencia las desigualdades preexistentes en este colectivo en todo el Estado. Se trata de una investigación realizada por un equipo de las universidades públicas de Navarra y Alicante, el Instituto de Salud Carlos III y seis asociaciones gitanas bajo el título Crisis de la COVID-19: Impacto en hogares de la comunidad gitana, realizado durante la fase 0 del confinamiento. Según los autores, "el impacto va más allá del plano sanitario y afecta a todas las dimensiones de la inclusión social, desde el empleo a la educación, pasando por los ingresos, las necesidades básicas o la discriminación".

Coordinado por Javier Arza y dirigido por Daniel La Parra -profesores e investigadores de la UPNA y de la Universidad de Alicante, respectivamente-, el informe se basa en una encuesta telefónica realizada entre el 12 de abril y el 10 de mayo de 2020 a una muestra de 592 hogares en los que residen personas gitanas y que se encontraban en la fase 0. Los hogares encuestados fueron de Asturias, Comunidad Valenciana, Madrid, Murcia, Navarra y Vizcaya.

Los resultados del estudio reflejan el importante impacto que la pandemia ha generado en la población gitana, "que ya se encontraba afectada por distintos procesos de exclusión social y que apenas había podido recuperarse de la anterior crisis". No obstante, el coordinador del estudio subrayó que "afortunadamente, los resultados de la encuesta también nos muestran factores protectores, como es la cohesión de la familia extensa, que sigue manteniéndose fuerte amortiguando así el impacto de la pandemia".

Asimismo, la ayuda mutua de la comunidad gitana ha servido para afrontar mejor las necesidades, las pérdidas y los daños ocasionados por esta crisis. Como complemento a este mutualismo tradicional, el asociacionismo gitano ha jugado un papel fundamental de apoyo para muchas familias durante el confinamiento.

La incidencia de la pandemia se refleja en un empeoramiento en la autopercepción de la salud. El porcentaje de personas que consideraban su salud "mala" o "muy mala" antes de la pandemia era del 2,6%, pero aumenta al 17% durante el confinamiento, cuando se duplican las personas que consideran su salud "regular" (del 18,8% al 34,8%).

Asimismo, ocho de cada diez personas encuestadas declara que en su hogar ha habido durante el confinamiento algún problema de salud distinto al covid-19. La mayoría hacen referencia a problemas de "ansiedad o depresión" por el alto impacto emocional que la situación ha generado.

En relación con la educación, la mitad de los hogares con menores refieren haber encontrado dificultades para que sigan sus estudios desde casa y aluden a varias brechas, la primera la digital, que afecta al 26% de los hogares que declaran no contar con equipamiento informático. La segunda es la brecha de transmisión de conocimiento, donde en un 18% de hogares declara que los menores no pueden comprender los contenidos o tareas y, además, en un 14% se afirma no contar con alguna persona que pueda apoyar al estudiante.

La tercera brecha es la escolar, donde un 17 % de los hogares plantea como dificultad la falta de instrucciones por parte del profesorado o de los centros escolares y el 15 % de la muestra refiere no tener acceso a los libros de texto y los materiales necesarios.

"La cohesión de la familia extensa se mantiene fuerte, amortiguando el impacto de la pandemia"

Coordinador del estudio