- También en el ámbito de las adicciones sigue existiendo diferencias muy significativas por sexos, siendo el 74% de los usuarios que atiende la Fundación Proyecto Hombre en Navarra hombres, a pesar de que la demanda de atención entre las mujeres haya crecido un 8% el pasado año, alcanzando las 75 mujeres atendidas entre el centro Ambulatorio Aldatu y el programa Comunidad Terapéutica-Proyecto Hombre.

Este notorio aumento de las admisiones a tratamiento protagonizadas por mujeres se debe en parte al impulso de uno de los objetivos del desarrollo del Plan de Igualdad y Perspectiva de Género (iniciado en 2017) de la Fundación, que guarda especial relación con los dos programas de tratamiento, con un aumento en los años 2018 y 2019 del 9,1% y del 16,9%, respectivamente.

Este itinerario específico es resultado de la preocupación de los profesionales de Proyecto Hombre que han observado como "la mayoría de mujeres con problemas de adicción no llegan a ser tratadas y, cuando llegan, lo hacen con un mayor deterioro". Siendo así, los datos de 2019 reflejan que el perfil de las personas atendidas fue principalmente el de un varón con una edad media de 40 años, si bien en el caso de las mujeres aumenta hasta los 45 años.

El hecho de que el porcentaje de mujeres con problemas de sustancias que llega a ser tratadas por Proyecto Hombre sea significativamente menor que en el caso de los hombre se justifica con la "estigmatización social que acarrea ser una mujer con una adicción, que, generalmente, acarrean con una culpabilidad mucho mayor y cuentan también con una comprensión de su entorno mucho menor que en el caso de los hombres". Así lo explicó Kristina Illescas, directora técnica de programas de Proyecto Hombre en Navarra, que detalló que las adicciones entre las mujeres tienen que ver con el consumo de alcohol, mayoritariamente, que también puede ir combinado con el consumo de sustancias legales como serían los psicofármacos. Así, son mucho más propensas a sufrir sintomatología de depresión y ansiedad, que muchas veces puede estar unido asimismo con las tareas de cuidados -a padres o hijos- que se asocian a las mujeres, "que hace que no se centren en ellas mismas ya que tienen más responsabilidades como para parar y hacer un tratamiento".

De la misma manera, que la edad media de las mujeres que llegan a ser tratadas sea mayor que la de los hombres tiene que ver "sobre todo con que esta mucho peor visto que una mujer tenga un problema de adicción y esto hace que ellas lo oculten más, de la misma forma que sus entornos también lo ocultan durante más tiempo, algo que las estigmatiza muchísimo", argumentó Illescas. Y es que, la iniciativa propia de las personas con problemas de adicción para ser tratadas no es algo común y son las familias y los allegados quienes impulsan a los usuarios a acudir a la Fundación en busca de ayuda. Por ello, "pensamos que en el caso de las mujeres es el entorno familiar el que también tarda más en dar el paso. Los hombres siempre vienen con mucho apoyo de su entorno. Sin embargo, por lo general, las mujeres suelen contar con menos apoyos", concluyó.