n septiembre dará comienzo en las universidades de la Comunidad Foral el curso académico más atípico que se recuerda. La Universidad Pública de Navarra (UPNA) y la Universidad de Navarra (UN) preparan el nuevo curso más minuciosamente que nunca, sin saber a ciencia cierta si podrán impartir clases de forma presencial por la situación de la pandemia de covid.

La UPNA, con las notas de corte recientemente publicadas, apuesta por una educación 100% presencial. Como avanzó la vicerrectora Inma Farran en una entrevista en este periódico, "nuestro objetivo es garantizar la docencia presencial, sobre todo para el alumnado de primer curso, pero manteniéndola en los demás". Aseguró que probablemente tengan que tirar alguna pared de pladur para hacer las aulas más grandes y reestructurar las mesas para poder guardar la distancia de seguridad. A su vez reconoció que "somos conscientes de la situación en la que vivimos y estamos trabajando en un plan de contingencia".

La UN también apuesta claramente porque todos sus alumnos vuelvan a las clases y el curso se realice de forma íntegramente presencial. La universidad reconoce que, con dos tercios de sus estudiantes de fuera de Navarra, "puede ocurrir que algunos no puedan viajar en el mes de septiembre porque desde sus países no está permitida la salida, en ese caso la universidad está preparada para impartir docencia en remoto". La UN recalca, a su vez, que "hay cierta incertidumbre sobre qué pasará en unas semanas pero todos los alojamientos están preparados y preparándose para establecer protocolos de actuación y respuesta ante los distintos escenarios posibles".

En este escenario de inseguridad centenares de estudiantes han tenido que buscar alojamiento para el curso académico 2020-21. Y es que el 45% de los matriculados en Navarra proceden de fuera del territorio. Mientras en la UN suponen dos tercios del total del alumnado, en la UPNA el porcentaje se queda en el 17%. En total, 8.635 alumnos vienen a estudiar a las dos universidades navarras desde fuera de la Comunidad Foral. Al ya clásico dilema de residencia o piso se suma el depender de la situación epidemiológica para poder acomodarse en la vivienda o centro escogido para vivir entre septiembre y junio.

"La mayoría de alumnos de primer curso eligen alojarse en un Colegio Mayor o en una Residencia Universitaria", asegura la Universidad de Navarra, aunque muchos estudiantes aprovechan la ocasión para conocer gente e irse con ellos a un piso los años siguientes. Pero ese no es el caso de Rodrigo Gimeno, de Zaragoza, que estudia Comunicación Audiovisual en la UN y el curso que viene repetirá en el Colegio Mayor Belagua tras dos años ahí. "Disfruto de muchas cosas que viviendo solo en un piso no tendría y te ayuda a organizar tu día a día para ir a clase, estudiar y hacer tus asuntos", declara.

"El miedo está. Todos lo tenemos, sobre todo los nuevos que van a entrar", responde, pero "la única forma de recuperar la normalidad es retomando esa normalidad". Considera que la preocupación está, sobre todo, en el coste económico del Colegio Mayor, y puede imaginarse y entender que haya gente que decida quedarse en sus lugares de origen, pero "la universidad no puede parar", contesta tajante.

"Con los que ya han estado en el Colegio Mayor no creo que haya ningún tipo de problema porque ya conocen lo que es, y de hecho durante el confinamiento se quedaron un centenar de residentes", destaca. Pero sobre todo, "hay un ambiente para estudiar y organizarte tu día a día de clases, estudio y ocio". No duda en decir que el Colegio Mayor le proporciona una seguridad absoluta.

Y precisamente en eso insiste el director de desarrollo de Belagua, Guillermo Lorenzo: "Esta situación de incertidumbre fideliza al alumnado". Han tenido que organizar entradas y salidas y colocar mamparas de protección para los trabajadores, a demás de gel hidroalcohólico repartido por todas las instalaciones. La mascarilla será obligatoria, los manteles han desaparecido del comedor y los cubiertos serán personales.

Lorenzo comenta que al tener alrededor de un tercio de los colegiales extranjeros, ya estaban acostumbrados a las visitas virtuales. "Las solicitudes se mantienen prácticamente igual y la ocupación es más o menos la misma" asegura a la vez que, "con mucha prudencia", dice que "todavía no ha habido penalización".

Los pisos compartidos son la opción preferida por los estudiantes que no se estrenan en la universidad. Estas viviendas deben tener cama, armario y escritorio en todas sus habitaciones y se prefieren con más de un baño. Así lo explica Idoia García, gerente de la inmobiliaria SLM, aunque matiza que "al final se va cogiendo de todo, porque ahora mismo hay muy poco piso de alquiler".

A pesar de la incertidumbre presente entre el alumnado asegura que este año "en el alquiler de pisos a estudiantes no ha habido ninguna diferencia respecto a otros años", pero sí han tenido que enseñarlos de manera virtual, vía vídeo. Reconoce que "hay algunos que tienen algo de miedo" pero dice tener grupos de alumnos a la espera de que se les adjudique una vivienda. Dice que para estas fechas ya tiene todo alquilado, aunque siguen entrando pisos en busca de alumnos a los que alquilárselo. "Cada vez que entra un piso de estudiantes en la inmobiliaria tengo lista de espera de jóvenes dispuestos a cogerlo", concluye.

No llegó a ese límite Luis Alvira, de Soria. Estudia Ingeniería Industrial en la UPNA, en su programa internacional, y aunque en un primer momento tenía intención de estudiar en la capital aragonesa le gustó más Iruña. Ha estado dos años en residencia pero este nuevo curso ha cogido un piso en la avenida Zaragoza junto a dos compañeros, todos de fuera de Navarra.

"Había gente que exigía que reservaras el piso antes de verlo", comenta. La desescalada avanzó más lento en Castilla y León, por lo que "al no poder acercarnos al tablón de anuncios ni buscar ofertas en la prensa tuvimos que hacerlo todo por internet". "No podíamos desplazarnos a ver los pisos, por lo que nos quedamos sin varios que teníamos fichados, pero al final conseguimos uno", puntualiza. "Cuando ya se podía mover de provincia tuvimos que estar muy atentos para encontrarlo", concluye.

Menos problemas ha tenido Maite Lomas, de Bilbao. Estudia txistu en el Conservatorio Superior de Música y compagina los estudios con su trabajo a tiempo parcial en la Escuela de Música de Noáin. Vive en una vivienda compartida en Mendebaldea, a 5 minutos del conservatorio. "Necesito el piso cerca del cónser para estudiar ahí, pero no siempre hay aulas libres", afirma. Su estudio no consiste en sentarse frente a unos apuntes, tiene que tocar, por lo que reconoce que "no puedo compartir piso con cualquiera. Necesito gente que me entienda".

Sobre el curso que viene, no sabe si lo tiene todo presencial. "No sé cómo será en las universidades, pero a nosotros no se nos ha informado bien. A los músicos se nos tiene poco en cuenta", denuncia Lomas. "Tenemos mucha incertidumbre y el no saber qué tienes que hacer genera angustia", confiesa. Ella y sus compañeros estuvieron buscando piso, pero dadas las condiciones en las que había que cogerlos, sin verlos siquiera, decidieron quedarse y repetir.

Los navarros y navarras que estudian fuera de casa no se encuentran en una situación muy diferente. Cada universidad es un mundo y por lo tanto, cada caso también. Desde los centros en los que se impartirán clases presenciales en su totalidad hasta los que apuestan por la docencia on line, pasando por la opción intermedia de la semipresencialidad, todos los estudiantes tienen que empezar a buscar dónde vivir si no lo tienen ya.

Los estudiantes ya acostumbrados a vivir fuera de casa se lo toman con más tranquilidad. Es el caso de Carlos Muñoz, de Villava-Atarrabia, que estudia Ciencias de la Actividad Física y del Deporte en Bilbao. Debido a los estudios que cursa tendrá obligatoriamente ciertas clases presenciales, aunque tiene asumido que en cierta medida tendrán que recurrir a la vía online, por lo que no tiene miedo de alquilar el piso y no poder hacer uso de él. Este curso pasado ha estado viviendo en una vivienda compartida y no ha pensado en cambiarla.

"Debido a la crisis de la covid la propietaria nos descontó todo el mes de abril", asegura. El contrato lo tenían de septiembre a junio, pero recientemente han renovado otra vez para el mismo periodo, saltándose el verano. "Hemos tenido que buscar una compañera de piso porque uno se nos va de Erasmus", comenta. Al principio les resultó difícil encontrarla porque "por el covid había mucha gente dudando por si coger piso para el próximo curso o no, pero ya se han ido resolviendo las cosas poco a poco y cada vez hay más gente que se animaba a venir".

Uno de los que se ha animado a volar del nido es Pablo Basterra, pamplonés de San Juan. Recientemente ha realizado la selectividad y ha conseguido plaza en Valencia para estudiar Derecho y Ciencias Políticas. "La nota subió un par de décimas pero he entrado bien", señala. La preocupación con el tema covid fue más a la hora de presentarse a la selectividad, asegura, pero ahora no duda en irse fuera.

Se irá a un piso compartido, con una amiga de Soria, que encontró gracias a la página de la universidad en la red social Instagram. Dice que "veraneamos juntos en Benicàssim por lo que pudimos acercarnos un día a ver el piso". Sobre el tema de la presencialidad comenta que "de momento no nos han dicho nada de nada", pero sabe que a los de primer año intentarán ponerles casi todo presencial para no complicarles más el comienzo de una nueva vida. "Estoy muy tranquilo", zanja.

UPNA. De las 8.561 personas matriculadas en la universidad pública el curso pasado, 7.022 alumnos eran navarros, lo que supone el 83%. Los estudiantes de fuera de la Comunidad Foral suponen el 17% del total de la UPNA, lo que vienen a ser 1.439 personas.

UN. En la privada los números se invierten. Los alumnos de Navarra rozan el tercio del total, un 32,6%, con 3.475 personas, por lo que los de fuera son mayoría. 7.196 alumnos vienen de fuera a estudiar, lo que viene a ser el 67,4% de un total de en la Universidad de Navarra.

45%

Entre los estudiantes matriculados en las dos universidades de la Comunidad Foral el curso pasado, el 45,1% procede de fuera de Navarra, o lo que es lo mismo, 8.635 alumnos.

Residencias y Colegios Mayores. Los precios varían, y mucho, dependiendo del centro escogido para vivir durante el curso y los servicios contratados. Oscilan desde los 550 euros que cuesta el paquete básico más barato de las residencias de Pamplona hasta los 1225€ de pensión completa en la más cara.

Pisos compartidos. En Iturrama y Pío XII, lugares preferidos por los estudiantes de la UN, un piso de 4 habitaciones cuesta entre 1000 y 1200 euros, mientras los de 3 bajan a entre 800 y 900. En la Milagrosa y Azpilagaña, preferidas por los de la UPNA, los precios pueden bajar hasta los 700 euros.

"Tenemos mucha incertidumbre y el no saber qué tienes que hacer genera angustia"

Estudiante de txistu en el Conservatorio

"La única forma de volver a la normalidad es retomando esa normalidad"

Estudiante de Comunicación Audiovisual