Bernardo Doñoro lleva ya más de una década como voluntario del Teléfono de la Esperanza, lo que se traduce en más de diez años escuchando a los usuarios de dicho servicio. En esta cualidad fue la que precisamente reconoció que le ha enseñado dicha entidad. “Todo el mundo quiere hablar, pero hay poca gente dispuesta a escuchar”, indicó e incidió en que “tendríamos que escuchar el doble de lo que hablamos, o sea, menos parlamento y más audiencia”.

A pesar de ser un servicio que se desarrolla a distancia, sin un contacto cara a cara, Doñoro señaló que “no es una herramienta fría, sino, que es una de las herramientas más cálidas de las que podemos disponer” porque si le relatan una experiencia muy dura, “ instintivamente aprietas el teléfono y tienes a esa persona prácticamente en tu oído”, confesó. Además, añadió unas pautas para evitar la soledad en mayores. “A nivel personal, que realicen una actividad física como paseos, ejercicios, etcétera, y mejor acompañado. También una actividad mental, como lecturas, cursos o viajes y que tengan también un propósito claro en la vida. Es muy importante el promover la red social y también utilizar las nuevas tecnologías”, precisó.