Un total de 23 alcaldes de municipios afectados por la carretera N-121-A insisten en solicitar el desvío del tráfico pesado internacional de la vía que soporta una media de 125 accidentes al año y entre 3 y 4 fallecidos. Estos regidores públicos consideran insuficiente las obras de conversión de la infraestructura en una vía 2+1 carriles, iniciadas la semana pasada, y también critican el desembolso que requerirá el desdoblamiento de los túneles de Belate y Almandoz, que se estima en 100 millones.

En un escrito -publicado íntegramente en la página 30 de este periódico- que firman Juankar Unanua (Igantzi), Aitor Elexpuru (Bera), Dabid Iturria (Arantza), Ladis Satrustegi (Lesaka), Miguel Mari Irigoien (Etxalar), Ane Otxandotrena (Elgorriaga), Leire Ortuoste (Doneztebe), Natalia Rekarte (Donamaria), Ernesto Dominguez (Zubieta), Francisco Javier Bereau (Ituren), Ugutz Zubieta (Oitz), Andres Etxenike (Bertizarana), Jon Telletxea (Beintza-Labaien), Evaristo Mentaberri (Zugarramurdi), Iñaki Ariztia (Urdazubi), Martín Pikabea (Ultzama), Edurne Barberena (Arraitz-Orkin), Isabel Baleztena (Lantz), Miguel Angel Larraioz (Anue), Alberto Urdaniz (Odieta), Marikarmen Lizoain (Olaibar), Pedro Lezaun (Ezkabarte) y Alfredo Arruiz (Uharte) señalan que “durante los últimos meses hemos permanecido en silencio”, debido a la pandemia sanitaria, pero consideran que “el problema de la N-121-A sigue sin resolverse, por mucho bombo y mucho platillo con el que nos presenten el dichoso 2+1”.

En este sentido, advierten de que “mientras esta vía siga infestada de camiones, el 2+1 nos seguirá pareciendo un mero placebo”. “Será un quiero y no puedo, un sí, pero no, una solución que no contenta a nadie, y que supone un vergonzante agravio comparativo, dado que nosotros, como el resto de miles de navarros y navarras, llevamos años (y los que nos quedan gracias a una infame gestión) pagando peajes en sombra por unas infraestructuras que disfrutan otros”. Recuerdan que “una treintena de alcaldes de la zona, algo insólito históricamente hablando, firmamos un documento en el que pedíamos que el tráfico internacional, que no tuviera ni origen ni destino en la zona, fuera desviado por la paralela Autovía de Leitzaran. El propio Parlamento instó al Gobierno a estudiarlo con el apoyo de todos los grupos parlamentarios salvo Navarra Suma que se abstuvo. Y el Gobierno, como quien oye llover”.

Los firmantes del escrito afirman que el Ejecutivo “anunció un batiburrillo de medidas milagrosas: más controles, radares, rayas continuas, peajes, rotondas, desdoblamiento de túneles… Esto último especialmente sangrante, porque va a suponer un gasto millonario (de dinero que no hay) cuando de hacer caso a nuestra demanda no sería necesario, puesto que es el excesivo transitar de camiones el que obliga a desdoblarlos por seguridad. De ahí la amenaza de sanciones por parte de la UE que tanto preocupa al consejero de Cohesión Territorial”.

Los 23 alcaldes subrayan que “miles de ciudadanos de a pie seguimos cruzándonos diariamente a un palmo de distancia de decenas de camiones que no dan margen al despiste”. “En absoluto nos oponemos a que se mejore la vía, faltaría más, creemos que es una deuda histórica. Pero que tampoco nadie dude que seguiremos insistiendo en la necesidad de reducir drásticamente el tráfico pesado por nuestra carretera. Nos dicen que esperan que las medidas a adoptar disuadan a los camioneros de utilizar la N-121-A. Señoras y señores, si hay motivos para tratar de disuadirlos, hay motivos para desviarlos”, concluyen.