Los investigadores de la Policía Foral señalaron ayer en Bera que todavía no se ha podido determinar si el incendio que el pasado fin de semana arrasó cerca de 900 hectáreas entre Bera y Lesaka (más de 2.000 hectáreas en total incluyendo Gipuzkoa y Lapurdi) ha sido fortuito, ha sido provocado o fruto de una negligencia o imprudencia, y mantienen abiertas todas las líneas de investigación. A pesar de ello, adelantaron que "parece que la actividad humana está detrás" y determinaron la existencia de dos focos, uno en Bera, en las proximidades de la antigua cantera, en el paraje de Antzuzelai, y otro en las inmediaciones de Lesaka, donde se está llevando a cabo una inspección ocular técnico policial para determinar si hay pruebas que puedan adjuntarse al atestado que irá a la Fiscalía de Medio Ambiente y a un juzgado de Pamplona.

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Investigación del incendio iniciado en Bera

En esta línea, el jefe del grupo de investigación Medioambiental perteneciente a la Brigada de Protección Medioambiental de Policía Foral, David Miqueleiz, indicó que "hay que seguir trabajando, porque puede haber más focos". A pesar de la cercanía de ambos, aclaró que "no han sido simultáneos, porque se ve que uno avanza más que el otro, pero veremos si es más de una persona" y sobre la posible autoría de los hechos explicó que "puede haber una conjunción de dos personas o una que se ha expuesto más"..

Además de la inspección en el propio lugar, los agentes autonómicos están recogiendo las denuncias por los daños causados por el fuego, hasta el momento en dos bordas y otras por animales muertos, a las que se suman daños a la flora que habrá que valorar en coordinación con el Guarderío de Medio Ambiente. Mientras tanto se continúa sobrevolando la zona para establecer el perimetraje y saber fehacientemente cuántas hectáreas se han quemado y proseguir la investigación..

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Según indicó Miqueleiz, en estas circunstancias lo primero que se pide es la actuación de la Brigada Aérea de Incendios Forestales (BRIF), porque las fotografías que ellos sacan "ya nos hacen descartar prácticamente mucho terreno en la búsqueda". Pero en el caso de dicho incendio, debido al fuerte viento, ese día no se podía volar, por lo que ahora la investigación se basará en los indicios aportados por posibles testigos. Al respecto, añadió que alguna de las aportaciones les ha hecho centrar la investigación en el paraje de Antzuzelai, en Bera.

Cuatro personas de la Brigada de Protección Medioambiental trabajan en tierra buscando evidencias físicas, los vestigios que deja el fuego, tarea que se acompaña de un trabajo previo de conocimiento de las condiciones climáticas y de datos históricos. En este caso es un enclave de Navarra Atlántica, donde hay un histórico claro de la gestión de los pastos.

Además de dichas variables, según detalló Miqueleiz, se trata de una zona con "una línea de alta tensión, actividad humana y carreteras. No estamos en la mitad de un prado, lo que nos puede llevar a pensar en un cuadro de ganadería, de gestión de pastos, aquí hay mucho más que eso".

En el proceso de investigación, según precisó "una cosa tan sencilla como la humedad del combustible", algo que varía según el mes, permite sacar una "valoración de probabilidad de ignición y si es necesario que haya un calor persistente para que se propague el incendio". Los vestigios que el fuego deja en los distintos materiales de la zona también aportan pistas para esclarecer los hechos. A partir de ahí, con ayuda de unos banderines rojos, amarillos y blancos van señalizando, descartando zonas y ajustando el punto de inicio, que "puede dar una motivación". Entonces se da paso a la prueba personal y al trabajo de la policía judicial.

A la espera de ver cómo avanza la investigación, lo que está claro es que fue un "incendio importante". A eso añade que no se está ante un delito medioambiental, sino ante un delito contra la seguridad colectiva, y en esos casos una agravante es que tenga una afectación en el medio ambiente relevante.