Los actos fueron inevitablemente diferentes, pero el mensaje siguió intacto: libertad y derechos en igualdad para todas las mujeres. Siendo el actual un contexto cuanto menos monopolizado por la pandemia y las restricciones que le siguen para lograr atajar la covid-19, las polémicas en torno al Día Internacional de las Mujeres han venido este año marcadas por el por el sí o el no a las manifestaciones habituales que mueven a millones de mujeres en el mundo entero. Algo que en la capital navarra se solventó con la descentralización de estos movimientos reivindicativos que se celebraron en distintos barrios y municipios de la comarca para controlar aforos y que no se dieran aglomeraciones, que en una época previa a la covid serían señal del éxito de la convocatoria.

Sin embargo, y aunque las calles tuvieran un tinte de morado mucho más difuminado, la pandemia no acalló el grito feminista el significado real del 8-M, una jornada que encarna la lucha incansable de las mujeres para acabar con la desigualdad de oportunidades, la brecha salarial y la violencia de género, entre muchas otras injusticias que sufren las mujeres por el mero hecho de serlo, permaneció inalterado.

Desde la mañana el Movimiento Feminista de Pamplona/Iruñerriko Mugimendu Feminista se concentró frente al Ayuntamiento de Pamplona y solicitó “menos lazos morados y más dinero para los cuidados”. “De qué sirven los lazos morados si después desmantelan y privatizan los recursos públicos”, señalaron. Asimismo, denunciaron recortes en los Servicios de Acción Preventiva Comunitaria y criticaron que desde el Consistorio dirigido por Enrique Maya se “desatienda a la infancia en los barrios”.

Posteriormente, tendieron “trapos sucios” en los que se podía leer mensajes como “0-3 precariedad”, en relación al ciclo de infantil de las escuelas de Pamplona, mensajes a favor de la defensa del euskera en la educación o consignas feministas como “ninguna mujer tiene un orgasmo limpiando la cocina”.

De este modo, aunque no se no se celebrara la habitual manifestación que suele recorrer por la tarde el centro de Pamplona, fueron en total 66 los actos comunicados a la Delegación del Gobierno en Navarra. Bajo el lema “Martxoak 8, por una vida digna para todas”, ayer se celebraron concentraciones en varios barrios de Pamplona (Casco Viejo, Arrosadia, San Juan, Rochapea, Mendillorri, San Jorge y Txantrea), así como en Ansoáin, Villava, Barañáin, Burlada, Mutilva, Sarriguren, Huarte y Orkoien.

En Pamplona, entre otros actos convocados tuvo lugar una manifestación desde la calle San Cristóbal, en la Txantrea, precedida de una marcha en bicicleta desde la Plaza Arriurdiñeta, otra manifestación en Mendillorri desde el Señorío de Amocain, y otra en bicicleta desde el colegio La Compasión. Por la tarde, el colectivo Itaia (Emakumeon Antolakunde Sozialista) organizó asimismo una manifestación desde la avenida Carlos III hasta el Palacio de Justicia, en Pamplona, “en defensa de los intereses de la mujer trabajadora”.

Otra de las concentraciones se dio en el paseo Sarasate, donde se congregaron cientos de personas precedidas de una pancarta con el lema “Feminismotik dena aldatu (Cambiar todo desde el feminismo). Por una vida digna para todas”. La portavoz del Movimiento Feminista de Iruñerria, Eva Rodríguez de Luis, señaló en este acto que los colectivos sociales llevan muchos años reivindicando la necesidad de poner “las vidas en el centro” y este año “se ha puesto de manifiesto como nunca”.

La portavoz, quien aseguró que las movilizaciones fueron “un éxito”, subrayó que “esta sociedad se mantiene gracias a los cuidados”, aunque “no vale que sean unos cuidados que se queden abajo, que sostengan el sistema pero que no estén reconocidos socialmente y a nivel de derechos”. Algo en lo que “se tiene que implicar absolutamente toda la población”.