Huir de la guerra para encontrar una vida mejor. Esa fue la premisa de Sakaba Camara de 23 años y de Moussa Diallo de 22, para abandonar Mali y Gambia, respectivamente. Ahora, afincados en Pamplona van poco a poco encaminando su vida y cumpliendo sus sueños. Ambos están en programas de la ONG CEAR Navarra, y han solicitado Protección Internacional debido a que sus países están en guerra. A Camara ya se lo han concedido, por su parte, Diallo está a la espera de la resolución.

Camara vivía junto a su familia en una ciudad en la región de Mopti (Mali). Para él, huir no fue una decisión sino la única alternativa para escapar con vida del violento y complejo conflicto que persiste desde hace años en el país. Este es especialmente cruento en Mopti, donde hay enfrentamientos entre diferentes comunidades étnicas y ataques terroristas por varios grupos armados todas las semanas.

Sakaba es una de las víctimas del terrorismo yihadista, en el 2018 mataron a su padre. Él no quería morir asesinado como lo hizo su padre, tampoco ser víctima del reclutamiento forzoso por grupos armados. Por ello, huyó de su país utilizando la ruta de Canarias, tras permanecer cuatro meses en las islas, llegó el año pasado a la Comunidad Foral.

Durante su estancia en Canarias, la Protección Internacional. Después de esta estancia, le dieron un billete de avión y se trasladó a Pamplona donde entró a formar parte del Programa de Acogida para Solicitantes de Protección Internacional, financiado por el Gobierno Estatal. Dicho programa le incluye una vivienda, manutención y clases de castellano. En este proyecto, la ONG tiene en Navarra 86 plazas. y va destinado a personas que han pedido protección internacional y no tienen medios suficientes para mantenerse mientras esperan que se resuelva su expediente.

Si este se resuelve positivamente, siguen en el Programa de acogida con una duración máxima 18 meses prorrogable a 24 en el caso de que fuera necesario. Si se resuelve negativamente, la persona acogida queda en situación irregular y tiene 15 días para salir del programa. En el caso de Camara, al haberle concedido la Protección Internacional, tiene permiso de trabajo y de residencia.

Sakaba se encuentra muy agradecido por toda la atención recibida en la ONG. Además de las actividades propias del programa, en su tiempo libre también participa en un equipo de fútbol fundado por un compañero que previamente estuvo en CEAR y ahora les ofrece la oportunidad de formar parte de ello. Sobre su estancia en Pamplona, reconoce que "me gusta cómo es la gente aquí". Sobre sus planes de futuro, destaca que quiere "aprender castellano porque sino es muy difícil conseguir un trabajo o relacionarme con gente de aquí". En estos momentos está estudiando fontanería y su objetivo es buscar trabajo en este ámbito.

Dentro del programa, reconoce que ha tenido la suerte de encontrarse con buena gente. "Tengo compañeros muy buenos. Son gente que me han cuidado mucho y no puedo decir nada malo de ellos", indica.

Con la gente externa al programa por su parte, aclara que "me llevo bien con todos. Si tú no haces nada a nadie, es muy difícil que la gente te trate mal". Además, de la relación con las personas de CEAR, Camara ha entablado amistad con otras personas de Pamplona.

El periplo de Diallo

Tras una vida muy complicada y difícil en Gambia, Moussa encontró en la huida a España, la única manera de conseguir un futuro para él que además le permitiera ayudar sus padres en Gambia. Su primera parada fue Canarias, en concreto Tenerife. Los primeros tres días las pasó en las dependencias de la policía y posteriormente, lo trasladaron a Hoya Fría y "allí estuvimos siete días. Después nos llevaron a La Montañeta (Santa Cruz de Tenerife) y es allí donde pasé la mayoría del tiempo", relata.

En concreto, en este lugar permaneció durante un año y durante esa estancia no solicitó Protección Internacional por falta de información o por falta de comprensión. Una vez que llegó a Pamplona recibió información sobre la Protección Internacional y decidió solicitarla. Aún así, no pudo acceder al mismo programa que Sakaba Camara, porque el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones establece que para acceder a dicho programa sólo se puede acceder si la persona lleva menos de seis meses en el país.

Por ello, Diallo forma parte del Programa de Atención Humanitaria para Personas Migrantes, que tiene una duración de 6 meses, tiene 20 plazas y cuenta con un equipo multidisciplinar que trabaja conjuntamente en conseguir que estas personas salgan del mismo, lo más autónomas posibles. Las grandes diferencias con el de Protección Internacional son los tiempos y que idioma se da con el apoyo del voluntariado y no con el de una escuela subcontratada.

Este programa está destinado a todos aquellos migrantes que llegan al Estado por frontera sur, bien por costa, bien por Ceuta o Melilla. Según explican desde CEAR, con este programa se intenta que las personas que han llegado puedan reponerse de todo el tránsito y tener tiempo de decidir qué hacer, ya que están en situación irregular, y, por lo tanto, hasta que no llevan 3 años en España no se les permite trabajar.

Precisamente, por este motivo de la duración del proyecto es por lo que sus compañeros se han ido yendo, porque según cuentan desde CEAR, "la gran mayoría o han acabado el programa porque estaban desde antes y han pasado el periodo de duración o se han ido porque han pedido protección y les han mandado al programa de protección". Sobre su estancia en Pamplona, Diallo indica que le encanta Pamplona. Además de las actividades del programa, Diallo también juega en un equipo de fútbol externo a CEAR, formado por jóvenes de distintos programas. Sobre su futuro, destaca que si encuentra "un trabajo aquí, muchísimo mejor, en concreto, me gustaría trabajar de soldador".