Favorecer la inclusión educativa y mejorar la atención a la diversidad. Este es el doble objetivo del proyecto de docencia compartida en las aulas en el que están inmersos 110 centros escolares públicos de Navarra (77 de Infantil y Primaria y 33 de Secundaria). Se trata de una práctica que favorece la implementación de metodologías activas, como son los grupos cooperativos o grupos interactivos, que sitúan al escolar como protagonista de su aprendizaje. Son varios los centros que ejercen esta metodología en la Comunidad Foral, sin embargo, tal y como explica el director del la sección de Inclusión del Departamento de Educación, Cristóbal Aliaga, la obtención de financiación a través del Fondo Social Europeo ha permitido relanzar un proyecto que favorece la inclusión.

La docencia compartida comenzó, como proyecto piloto, en febrero de 2020 y contó con la participación de 97 centros escolares. Este curso, el Departamento decidió en qué centros implementar el programa, y dio prioridad aquellos con ratios elevadas, un alto índice de alumnado socioeconómicamente desfavorecido y la pertenencia a la red Proeducar-Hezigarri. “Se realizó un baremo lo más objetivo posible y se seleccionaron unos centros a los que se otorgó una dotación extra para poner en práctica docencia compartida en aquellos grupos de alumnado que considerasen prioritario”, explica Aliaga.

En total, este curso participan en este proyecto 110 centros públicos y la dotación horaria es de 824 horas semanales (550 en Primaria y 27 en Secundaria), lo que equivaldría aproximadamente a 16 profesores de Secundaria y 24 de Primaria a jornada completa. El presupuesto estimado es de 1,65 millones y cuenta con la cofinanciación del Fondo Social Europeo. “A este presupuesto se imputan unos gastos directos del profesorado y también de una formación on line de diez horas que están llevando a cabo más de 500 docentes”, remarca Aliaga.

¿Qué es la docencia compartida? La docencia compartida supone la presencia de dos docentes en la misma aula. “Es una práctica de educación inclusiva que abre un amplio abanico de posibilidades para que los docentes organicen el proceso de enseñanza-aprendizaje en toda su extensión: planificación, organización del aula, selección de actividades, evaluación...”, explica el jefe de la sección de Inclusión, que añade que “en la formación básica que impartimos se hace referencia a los diversos roles que puede adoptar el profesorado para ejercerla”. En su opinión “para aprovechar bien el recurso de la codocencia hay que alejarse del enfoque tradicional en el que el docente ejerce como transmisor de conocimientos y poner en práctica metodologías activas en las que el alumnado sea quien construya su propio aprendizaje. Implica mucha coordinación y planificación por parte del docente y una mentalidad abierta de cara al trabajo cooperativo con otros compañeros”.

La obtención de estos fondos europeos, asegura Aliaga, “ha permitido extender este proyecto de docencia compartida, en el que varios centros llevan años inmersos con buenos resultados, llevar a cabo una importante labor formativa que permite visualizar todas las posibilidades que ofrece, al mismo tiempo que el profesorado se conciencia y mentaliza de que existen muchas maneras de atender a la diversidad en el aula”. Se trata de cambiar las dinámicas y enfocar la atención siempre desde la inclusión. “Que todo el alumnado esté incluido dentro del aula y no se sientan etiquetados por recibir apoyos específicos fuera de su grupo”.

La docencia compartida no es el único proyecto basado en la inclusión en el que está inmerso Educación. También cofinancia el programa PROA Plus, liderado por el Ministerio y en el que se han invertido 4 millones para contratar más de 66 docentes para 51 centros, que se considera tienen una mayor necesidad por el covid-19. “Gracias a estos programas en los que tenemos cofinanciación podemos dotar de recursos a muchos centros, y formar a un gran número de docentes. Ahora bien, muchos centros, la mayoría de Proeducar, ya aplicaban la docencia compartida y otras metodologías activas e inclusivas con carácter previo, con sus propios recursos. Supone un esfuerzo organizativo por parte de los equipos directivos y del profesorado”, concluye.