Como director gerente del CHN, Alfredo Martínez Larrea (Pamplona, 1966) todavía no ha vivido una situación tranquila. Desde aquel nombramiento el 1 de noviembre de 2019 ha vivido una huelga médica, una epidemia de gripe y una pandemia del coronavirus que ya ha cumplido un año, experiencias que le han hecho ser "un experto en situación de crisis", bromea. Sin embargo, se pone serio para hablar de los asuntos que rodean al Complejo Hospitalario de Navarra, donde las UCI están llenas de cuadros covid, y en especial de personas jóvenes con casos agravados por el efecto de la cepa británica. Para evitar más vaivenes en la tensión hospitalaria, Martínez certifica que la solución pasa por una vacuna que él ya ha recibido (una única dosis de la empresa AstraZeneca porque ya pasó la enfermedad), y que en cualquier caso es segura. "En estos momentos lo mejor es vacunarse, además de por alcanzar la normalidad cuanto antes, porque cuanto antes seamos inmunes menos margen le damos al virus a tener más mutaciones distintas", sentencia.

¿Cuál es la situación actual en los hospitales?

-Lo más preocupante es la situación en UCI, con 40 personas ingresadas por covid en los 5 hospitales en Navarra. La capacidad normal en hospitales públicos es de 43 camas, estamos haciendo frente a esta situación por las camas UCI adicionales que se han abierto y porque hemos contado con la colaboración de la red privada.

¿A qué hospitales privados se han derivado pacientes?

-Mantenemos una reserva de camas en la Clínica Universidad de Navarra, Clínica San Miguel y en el Hospital San Juan de Dios. En las dos primeras son también de UCI por su actividad, no así San Juan de Dios, que son convencionales.

En cuanto al CHN, ¿qué puestos se han habilitado para críticos?

-Primero, en la UCI B del Hospital Virgen del Camino se habilitaron 3 boxes que se utilizaban en caso de necesidad, normalmente en relación con la gripe. Luego hay 4 boxes que utilizaba la UCI pediátrica. Esas 4 camas de UCI pediátrica se han ubicado en un nuevo espacio de Cirugía Mayor Ambulatoria, donde se han ampliado a 6. En cuanto a la UCI A, que tiene 24 camas, se han habilitado 3 más. Y en lo que eran las Unidades de Reanimación de Endoscopias del antiguo Hospital de Navarra se han convertido en 10 camas UCI para pacientes que no tienen covid activo. Anexa a esa ubicación, estaba la Unidad de Cirugía Mayor Ambulatoria (CMA), que tiene otras 8 camas y que estamos habilitando. Sería el siguiente escalón de apertura. En Estella y en Tudela se realizaron obras durante el verano para aumentar las camas UCI.

En total, ¿cuántas camas UCI tiene Navarra?

-Ahora, sumando todas las habilitaciones y lo que se puede abrir en Clínica San Miguel andamos en torno a las 100, más esas 8 de CMA que sería el siguiente paso.

¿Cómo está organizado ahora mismo el CHN? ¿Qué plantas son 'plantas covid'?

-Nuestro planteamiento sigue siendo tener de referencia las plantas 5ª y 6ª general, que tradicionalmente estaban Medicina Interna e Infecciosas y Neumología. También tenemos la 3ª de maternal, porque sirve de soporte para ginecología, obstetricia y pediatría en casos covid. Y como intentamos no mezclar circuitos también si hace falta crecer en más camas sería esa planta.

¿Todos esos espacios reúnen las mismas condiciones de atención a los pacientes?

-En cuanto a calidad de atención, son espacios habilitados para cuidados especiales. El famoso problema de los respiradores ya se solventó, y el principal reto ahora es el personal. En ese sentido, podemos hacer el incremento de camas gracias a la reorganización y esfuerzo de los profesionales de UCI; gracias a la colaboración de anestesistas, habituados a atender a personas en situaciones críticas; y también durante estos meses hemos ido formando a personal de enfermería y auxiliares para capacitarles en el trabajo que hace falta en estas UCI, que se suma también a la labor de celadores, fisioterapeutas y demás personal de apoyo.

¿Cuándo se espera que llegue el pico de ocupación hospitalaria?

-Depende de la eficacia de las medidas. En estos momentos, si la ola siguiera a este nivel tenemos todavía un par de semanas por delante para llegar al nivel máximo, una para la ocupación en camas convencionales y otra más para UCI.

¿Cuáles son las peculiaridades de esta cuarta ola en hospitales?

-La primera es la irrupción de la cepa británica, que tiene una clara mayor capacidad de contagio y se está relacionando con un mayor riesgo de hospitalización tanto en convencional como en UCI. Hemos tenido un rápido crecimiento, pasando de 60 ingresados a 200 y de 13 pacientes en UCI a 40 en cuatro semanas.

¿Se ha notado el efecto de la vacunación?

Esa es la segunda característica, que tiene una cara buena y otra mala. La vacunación en los centros sociosanitarios y a personas mayores les está protegiendo de manera significativa, y eso hace que la mortalidad esté siendo algo menor. También la inmunización del sistema sanitario hace que ahora no perdamos capacidad por contagios entre el personal. Sí que hay aislamientos por contacto estrecho, pero apenas hay infecciones. Lo malo es que todo esto hace que el virus afecte a personas más jóvenes que están teniendo que ingresar en UCI. El volumen más importante de UCI sigue en edades entre los 60 y 75 años, pero estamos teniendo a personas con 30, 40 o 50 años en UCI con cuadros graves y de progresión muy rápida. Algunas están haciendo una evolución normal en casa, y en apenas 2 o 3 horas vienen a Urgencias y pueden acabar en UCI en el mismo día.

La enfermedad sigue evolucionando muy rápido y puede empeorar de forma repentina, ¿no?

-Sí. Tiene una primera fase muy similar a una infección respiratoria normal con tos, fiebre, pérdida de gusto y olfato... y de repente hace una reacción inflamatoria y de formación de trombos que acaban en una insuficiencia respiratoria aguda. Con ella se empieza con oxígeno, luego con oxígeno de alto flujo y cuando eso no funciona se acaba con una intubación orotraqueal en una unidad de cuidados intensivos.

Todas estas personas jóvenes que acaban ingresadas en UCI, ¿tienen patologías previas?

-Estamos viendo que hay algunos factores de riesgo. El más importante, que lo conocemos desde el principio, es la obesidad, que está siendo un determinante muy importante de mala evolución y gravedad del cuadro. También hay otros como el consumo de tabaco. El tema es que el tratamiento en UCI, que supone un reto para el organismo en condiciones normales, es difícil de soportar el tiempo suficiente como para remontar la infección si además hay problemas renales, cardíacos o hepáticos.

¿La cepa británica está provocando cuadros más graves?

-Sí, lo estamos viendo. Hay que esperar unas semanas a que pase la ola, pero estamos viendo que más personas tienen que venir al hospital y más personas que vienen tienen que ingresar en UCI. De las personas que ingresan, a los siete días ahora ingresan en la UCI el doble de las que ingresaban en olas anteriores.

¿Y qué hace, hablando de comportamiento del virus dentro del organismo, que esto sea así?

-Parece que tiene que ver algo con las características del virus, que así como tiene más capacidad de difusión entre las personas dentro del organismo tiene también más capacidad de invadir y atacar la célula.

La estancia media en UCI de un paciente con covid era de unos 21 días. ¿Ha crecido esto con la cepa británica?

-Hoy por hoy no puedo decir que haya más mortalidad, peor pronóstico o más estancia en UCI. Hasta que no pasen dos o tres semanas no podremos estudiarlo. Pero sí que más personas infectadas van a hacer cuadros graves, que antes pasaban como cuadros banales. Tenemos también la ventaja de que esos casos graves, cuanto más joven es la persona, más capacidad tiene de responder al tratamiento. Esto es importante, porque si estos casos graves nos hubieran pillado con población de residencias y mayores de 80 años sin vacunar igual estaríamos hablando de repetir mortalidades de las primeras olas, mientras ahora estamos hablando de mortalidades menores porque la población más vulnerable está protegida.

Viendo la contagiosidad de la cepa británica, pensar qué hubiese pasado si hubiese entrado en las residencias es difícil de digerir.

-Hubiéramos repetido la primera ola en mortalidad seguramente, porque mayor capacidad de difusión y mayor capacidad de provocar cuadros graves, en una residencia infectada... hubiera tenido una repercusión brutal.

¿Cómo ha cambiado la atención en el hospital durante las sucesivas olas?

-En cuanto a la primera ola y a la segunda hay dos elementos que han sido fundamentales: los tratamientos con corticoides, que han sido basales; y la principal novedad son los tratamientos con alto flujo, que son menos agresivos. Éstos no sustituyen a la intubación orotraqueal y el respirador clásico que utilizamos desde el principio, pero permiten que igual personas más jóvenes se puedan recuperar sin que tengan que llegar a la intubación y también que personas mayores que no podrían ser candidatas a una intubación orotraqueal por su intubación basal pero que puede dar una capacidad de recuperación a la persona que en la primera ola no teníamos. Pero no hemos encontrado un tratamiento farmacológico que sea definitivo en la lucha contra la enfermedad. La única herramienta definitiva que tenemos es la vacuna.

Con esta cepa tan contagiosa que, como repiten desde Salud, si entra en una casa contagia a todos los convivientes, ¿están ingresando familias enteras?

-Sí, tenemos en varias habitaciones del hospital padre y madre, madre e hija, matrimonios jóvenes los dos ingresados en la misma habitación...

¿Ha habido casos de ingresados tras una reinfección?

-Estamos teniendo situaciones de reinfección, pero hasta el momento las reinfecciones -que se están analizando y estudiando todas-, están teniendo una menor gravedad en cuanto a evolución clínica.

¿Preocupan estas reinfecciones?

-No es un elemento que en estos momentos nos preocupe desde el punto de vista asistencial, es un elemento que tenemos que vigilar. Y más que por la repercursión asistencial lo tenemos que vigilar por si se desarrollan variantes o mutaciones que puedan ser peor que la inglesa en cuanto a efectos de gravedad, difusión y respuesta a las vacunas.

¿Ha ingresado gente vacunada?

-Sí, ha habido gente ingresada con la primera dosis. Y con segunda hemos tenido alguno pero no por el desarrollo de la enfermedad, ha sido por situaciones como ingresar por una fractura de cadera o un infarto y, al realizar la prueba, ver que estaba infectado.

¿Se han visto diferencias en Urgencias respecto a otras olas?

-Sí. Normalmente, en las anteriores olas cuando crecía la actividad covid, la actividad no covid disminuía, y en esta ola esto no se ha producido. Antes decíamos "si hay covid, no voy a Urgencias, que igual me contagio", y ahora hay covid pero vienen a Urgencias. Normalmente andamos en los 300-350 pacientes en Urgencias, y ya estamos en 320-330, aunque 40 de ellos sean con sospecha de covid. Y eso es un problema, porque las Urgencias tienen que mantener circuitos diferenciados.

¿Hay riesgo de contagio en hospitales?

-Han sido un foco de riesgo de contagio. Son lugares cerrados, donde circula mucha gente (profesionales, pacientes, visitas...) y sí que hemos tenido focos que afortunadamente se quedaban en dos casos que se detectaban y se aislaban. Sobre todo hemos tenido problemas en el manejo de las visitas, porque es un tema muy delicado. Son un factor de riesgo y por ello mantenemos la restricción de las visitas sociales. No queremos que nadie en el hospital se quede sin estar acompañado, pero es un acompañamiento que tiene que ser de personas que cuiden a la persona, no que vengan a una visita social. Las noches las desaconsejamos si no es imprescindible.

¿La gente está entendiendo estas decisiones?

-Yo creo que sí. Tuvimos más problemas cuando lo pusimos en marcha, con situaciones de confrontación con los profesionales en las que incluso tuvo que intervenir seguridad o Policía Foral. Pero en estos momentos se ha convertido en una costumbre y salvo excepciones puntuales están funcionando bien.