El Consejo Constitucional vetó este viernes algunos puntos de la ley de lenguas regionales en Francia aprobada el pasado abril, entre las que se incluyen el vasco y el catalán, al estimar que la "inmersión lingüística" en las escuelas públicas viola la Carta Magna al relegar el francés a un segundo plano.

"Los particulares no pueden valerse, en sus relaciones con las administraciones y los servicios públicos, del uso de otra lengua que no sea el francés", señalan los magistrados en un dictamen en el que recuerdan que el segundo artículo de la Constitución estipula que "la lengua de la República es el francés".

El órgano judicial refirió que el sistema bilingüe puede ser adecuado si es para favorecer el aprendizaje de esas lenguas regionales, pero no el método de la inmersión lingüística, que instaura una determinada lengua como la principal y retira esa primacía al francés.

El Consejo Constitucional censuró también otra norma de la ley de lenguas regionales que ha generado controversia en los últimos años.

En concreto, se mantiene la prohibición de que en los registros civiles se incluyan signos diacríticos no reconocidos por la lengua francesa, como (~). En 2017, se generó una polémica después de que una pareja bretona quisiera registrar a su bebé como Fañch y no pudo.

A juicio de los magistrados, la disposición que contemplaba la utilización de esos signos evidencia "un desconocimiento" del segundo artículo de la Constitución francesa.

El órgano judicial encargado de que su cumpla la Constitución dio luz verde, no obstante, a parte de la norma, considerada un gran paso por sus promotores porque permite una mayor protección de las lenguas regionales reconocidas en Francia, entre las que destaca el bretón, catalán, vasco y corso.

Uno de los principales logros para sus defensores es que abre la vía a los municipios para subvencionar la escolarización de los menores que deseen estudiarlas en las regiones donde se hablan, por ejemplo en Bretaña, en la región de Occitania, en Iparralde o la isla de Córcega.

Paul Molac, el diputado bretón que ha propulsado esta ley, se felicitó por que la mayoría de los artículos no hayan sido censurados, aunque criticó duramente el veto a la inmersión lingüística en la escuela pública y a los signos como los del bretón.

Molac reclamó al presidente Emmanuel Macron una revisión del segundo artículo de la Constitución.

La votación en la Asamblea el pasado abril creó polémica pues hubo disensiones regionales en los grandes partidos. Finalmente fue aprobada por 247 votos a favor y 76 en contra.

Actualmente, unos 170.000 de los más de 12 millones de escolares franceses reciben clases en alguna de las lenguas regionales reconocidas y hay escuelas privadas que aplican la inmersión.