Además de responsable del área de colectas del Banco de Alimentos de Navarra, Marisol Villar es una de las voluntarias en las naves que tiene la entidad en el Polígono Plazaola de Berrioplano, donde a pesar de que el aumento de beneficiarios “no se nota tanto en el trabajo diario” sí que está llegando entre el personal la “preocupación” por el bajo ritmo de las donaciones hasta el momento. “Todo el mundo va preocupándose y pregunta para ver cómo va la cosa, si la gente va reaccionando, por lo que hay un poco de desánimo. Ha habido contraste, porque el año pasado veías que la cifra iba subiendo y te animaba”, confiesa.

Marisol trata de comprender las razones del bajón de las donaciones que está recibiendo el BAN, un descenso que también llega por parte de las empresas. “Te preguntas qué ha pasado, y la única diferencia creo que es cómo estamos ahora frente a la pandemia. Se han flexibilizado las medidas, han llegado las vacunas, las fronteras están abiertas...”, enumera, resaltando que “antes parecía que estábamos más sensibilizados, teníamos más pensamientos para ayudar y empujar entre todos”. “Ahora, un poco más fuera de la crisis pareace que es más pequeña y no lo es. Los que realmente tienen más problemas los siguen teniendo. Íbamos a salir mejores, más solidarios, y ya no parece que sea así”, sentencia.