- La presencia en las últimas semanas de un número creciente de casos de covid-19 en residencias de mayores llevó ayer al Consejo Interterritorial de Salud a plantear nuevas medidas de control de trabajadores y visitas, con el objetivo impedir el contagio de los residentes. Las recomendaciones acordadas por las comunidades autónomas y Sanidad incluyen la realización de dos PCR semanales o un cambio de puesto de trabajo para el personal laboral que rechace la vacuna o no complete su vacunación.

En general los casos que se están registrando en residencias de mayores y personas vulnerables están relacionados con la situación de alta transmisión provocada por la variante delta y el mayor nivel de actividades sociales de los residentes una vez levantadas las restricciones. La presencia de personas no vacunadas en estos centros es actualmente uno de los factores de riesgo que se trata de controlar con las recomendaciones adoptadas ayer para residentes, visitas y trabajadores. Sobre este último colectivo pesa, además, la polémica abierta sobre su vacunación obligatoria, demandada por algunos sectores y unánimemente aconsejada, aunque no prevista por la legislación.

El documento Adaptación de las medidas en residencias de mayores y otros centros de servicios sociales de carácter residencial en un contexto de alta transmisión comunitaria, debatido en el Consejo Interterritorial de ayer, aconseja no incorporar nuevos profesionales a las residencias hasta haber iniciado su pauta de vacunación “salvo que sea estrictamente necesario”. Las recomendaciones inciden en la importancia de que todas las personas que pasen por una residencia, ya sean trabajadores o visitantes, vacunados o no, mantengan las medidas de higiene y prevención para atajar el repunte de casos que se está produciendo.

Para los trabajadores que ya están en activo pero no quieran vacunarse o no tengan la pauta completa, se plantea reforzar las medidas de prevención y control de la transmisión, en particular el uso de equipos de protección individual (EPI) “durante toda la jornada laboral” y realizar controles de temperatura diaria y pruebas de diagnóstico de infección activa de forma regular, al menos dos veces por semana. Incluso “se podrá valorar el cambio de puesto de trabajo”.

En todo caso, se aconseja promover de forma activa la vacunación entre trabajadores, identificar las causas que reducen el acceso a la vacuna o su aceptación y desarrollar estrategias para incrementar al máximo las coberturas en este colectivo. En los que sí están vacunados, y si hay una situación de alta transmisión comunitaria, se recomienda hacer pruebas periódicas “una a la semana o cada dos semanas y al regreso de ausencias por vacaciones u otro motivo”.

Para los residentes vacunados o que hayan pasado la enfermedad en los últimos seis meses, la comunidad autónoma valorará realizar pruebas diagnósticas a la salida y/o a la entrada en el centro tras ausencias prolongadas.

En cuanto a las visitas, si el nivel de transmisión es alto, su ubicación y organización, su supervisión o no y el número de visitantes, así como la organización y duración de las salidas, “se pautará por parte de la autoridad competente garantizando siempre las medidas de prevención adecuadas”.