Una vez que, "a priori", ha pasado lo más crudo de la pandemia del coronavirus, el sistema sanitario no descansa y pone la mirada sobre las consecuencias que está teniendo y tendrá la covid más allá de las meramente físicas, preparándose para lo que puede llegar a ser un tsunami de trastornos mentales. De momento, no hay grandes variaciones en el apartado de trastornos graves, pero los ciudadanos ya tienen más insomnio, ansiedad y peor ánimo que hace dos años, advertía ayer el coordinador de Salud Mental del Servicio Cántabro de Salud, Óscar Fernández. "Ahí sí se nota", subrayó.

Tanto este psicólogo como el jefe de Psiquiatría del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla, Jesús Artal, coinciden en que los efectos de la covid ya se ven en la salud mental de la población joven y en los niños, pero "se viene diciendo que esa oleada invisible llegará a los adultos también por las condiciones socioeconómicas", aseguró Fernández, que llama a "estar preparados". Sin embargo, a corto plazo la preocupación es dar respuesta a la situación de pequeños y jóvenes porque, "si no se atiende, va a tener consecuencias en el futuro".

El reto es doble. Por un lado, responder al aumento de la demanda asistencial y, por otro, prevenir casos mediante la educación y los servicios sociales. El juego, las redes sociales y, en general, el inadecuado uso de las tecnologías son algunos de los caballos de batalla de la salud mental que han venido para quedarse en los últimos años.

Artal avisaba de ese "tsunami de problemas de salud mental generados por la pandemia". "La buena noticia es que todavía no ha llegado en los adultos. Probablemente llegará y tenemos que prepararnos", aportaba. Este psiquiatra explicaba, asimismo, que la mayor parte de la población ha sufrido el aumento de algunos síntomas como la irritabilidad, el insomnio, el consumo de sustancias o el miedo, aunque "casi nunca con la suficiente intensidad para considerarlo un trastorno". Sin embargo, para personas predispuestas a padecer problemas de salud mental, la pandemia "ha sido un factor desencadenante de patologías". Las "cifras duras" (hospitalizaciones psiquiátricas, urgencias o suicidios) no han llegado aún, aunque Artal precisó que "suelen ir con retraso" respecto a la demanda asistencial, que ya ha crecido cerca de un 20%. El jefe de Psiquiatría de Valdecilla confió en que esta ola de trastornos causada por la covid en adultos "sea atenuada y en meseta. Eso nos da tiempo, preparémonos", expresó.