Después de la histórica crecida del Arga, llegó la riada de solidaridad a algunos de los lugares más afectados como la Rochapea, Villava o Burlada, en la Comarca de Pamplona, y en la Ribera Alta, en Funes. Cientos de vecinos de las zonas más dañadas por las dramáticas inundaciones, que llegaron a niveles nunca vistos, prestaron su ayuda a los más afectados para limpiar calles, viviendas, bajeras y comercios anegados.

La respuesta en los puntos más dañados por la crecida en la Comarca de Pamplona fue ejemplar. Los vecinos respondieron a la llamada para ayudar a los más necesitados y no dudaron en ponerse las botas para achicar agua con palas, cubos y escobas. Un ejemplo de apoyo mutuo y solidaridad difícil de ver en estos tiempos.

La imagen se repitió en diferentes localidades afectadas por las inundaciones en Navarra como Pamplona, Burlada, Villava o Funes (Ribera Alta), donde durante toda la tarde de este sábado se llevaron a cabo labores de limpieza y el Ayuntamiento local habilitó un teléfono para solicitar ayuda: el 606783194.

Además, muchos de los voluntarios fueron jóvenes, comprometidos con el bienestar de sus mayores y del barrio. Sin duda, fue la cara más positiva de una tragedia que ha afectado -y sigue afectando- a gran cantidad de negocios, bajeras, viviendas y vehículos particulares.

Eso sí, todavía hará falta bastante tiempo para volver a la normalidad. Las afecciones por la riada siguen siendo muy numerosas. Ayer volvió la luz a algunas zonas de la Rochapea después de 24 horas sin ella, mientras que zonas de Burlada como la calle San Francisco y de Villava como la urbanización Martiket siguen todavía sin electricidad. De hecho, 32 vecinos de Villava optaron por dormir en el Hotel Villava, habilitado por el Ayuntamiento como medida ante los daños en los hogares.

El bar Arga no estuvo solo

Como ya sucedió tras la gran riada de 2013 el bar Arga, en la calle Joaquín Beunza, sufrió de nuevo la pérdida de la practica totalidad de sus máquinas y mobiliario. En respuesta a esta segunda pérdida en menos de una década, los colectivos sociales de la Rochapea hicieron ayer un llamamiento a un auzolan que ayudara a la familia de Nekane Garmendia, propietaria del local hostelero histórico del barrio pamplonés.

La riada afectó al bar Arga justo en el mes en el que comenzaba un programa de actos culturales como cierre a este negocio veterano en el barrio, y que iba a cerrar por jubilación al cumplir su propietaria 70 años. Ahora el cierre está pendiente de los acontecimientos y de la respuesta de la cobertura de los seguros.

El caso del bar Arga no fue el único donde familiares, amigos o vecinos arrimaron el hombro para achicar agua o retirar cosas dañadas. En una sociedad golpeada en un año por una pandemia y ahora por los daños que los ríos Arga y Ebro han dejado en muchos puntos de Navarra, estas redes de solidaridad vecinal dieron buen ejemplo de que el apoyo mutuo es imprescindible cuando sucede algún desastre natural.