Horas, muchas, muchas horas de trabajo y limpieza han sido necesarias, y aún lo siguen siendo, para volver a sacarle lustro a Funes; a sus calles, viviendas, sótanos, bajeras, edificios públicos, parques y campos.

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La localidad ribera, aún consternada por la gran avenida que les sacudió la madrugada del viernes al sábado comienza poco a poco a retomar la normalidad. Grandes pilas de recuerdos convertidas ahora en basura se amontona por las calles de la localidad; la riada no respetó las mesas, colchones, ropas, fotografías o juguetes que los vecinos tuvieron que sacar y tirar de sus inmuebles.

Algunos además, como es el caso de Óscar Campo e Inma Martínez, propietarios de la granja escuela y restaurante Halconeras de Sancho IV aún no asimilan lo sucedido y es que, si bien es cierto que el restaurante al estar elevado no sufrió graves consecuencias (más allá de tener que cerrar porque no se podía acceder cuando lo tenían lleno de reservas con motivo de Santa Lucía), no lo es menos que los campos, caminos, las tres aulas y los animales han corrido peor suerte.

"Aunque hubo animales que aguantaron en sus cuadras las embestidas del agua, lo cierto es que han sido muchos los que han perecido", informaba Martínez. "De especies grandes han muerto cabras y un poni. Da mucha, mucha pena, porque, este último llevaba con nosotros muchos años y venía y comía de la mano. Traeremos otro pero ya no será lo mismo porque ganarte esa confianza es cuestión de mucho tiempo".

Tampoco pudieron salvar a gallinas de diversas especies, pavos, faisanes, palomas y pollos, entre otros animales de plumas, tal y como recalcaba. "Ha sido un desastre, algo impresionante".

Ahora, finalizaba, toca esperar, resignarse, volver y limpiar. Eso sí, tiene claro que llenarán la granja escuela con nuevos animales de cara a marzo, que es cuando empezarán a llegar los txikis de los colegios para conocerlos.

Pérdidas en los cultivos

Lo que tampoco se ha podido salvar en Funes son los cultivos. Entre 250 y 300 hectáreas, tal y como informaban desde la cooperativa, se han perdido en su totalidad. Hasta ahora, contaba Álvaro Cirauqui, agricultor y vicepresidente de UAGN, "nunca había llegado el agua hasta esta zona. Las obras de las concentraciones parcelarias de aquí y de Peralta han hecho que el agua llegue por sitios que hasta ahora no eran habituales. Es un desastre total y absoluto".

En este caso apuntaba que lo que los vecinos han perdido por completo son las producciones de brócoli y maíz así como de algún cultivo secundario. "Tendrá que pasar mucho, mucho tiempo hasta que el agua baje, la tierra deje de estar húmeda por las filtraciones y se pueda volver a sembrar. Hay que tener en cuenta, además, que la siguiente cosecha, para algunos, es la de guisante y algún cereal, y estamos hablando del mes de febrero".

Todo ello, insistía, sin hablar de otros daños colaterales que han sufrido las huertas de ocio, los cultivos familiares y las infraestructuras que, por ejemplo, daban cobijo a animales que, de momento, han tenido que trasladar de forma provisional a otros lugares.

De hecho, las ganaderías de la localidad, un sector que ya de por sí ha sufrido una importante merma durante la pandemia, tampoco se han salvado de este desastre natural y están a la espera de cuantificar los daños.

Por otro lado, el Ayuntamiento está trabajando de forma incansable para tratar de volver a ofrecer todos los servicios con garantías y, por este motivo, los operarios también trabajan a destajo en la limpieza de las ludotecas del municipio así como en la casa de cultura Antonio Moreno, un espacio que, pese a las medidas preventivas, sufrió las consecuencias de la riada. Con barro resbaladizo, hasta allí se han acercado esta mañana para cuantificar los daños y ver por dónde comenzar a limpiarla para dejarla lista lo antes posible.

Como curiosidad, explicaban que las cortinas del auditorio, con varios centímetros de barro, se cambiaron y estrenaron en mayo y no se pueden limpiar. Y es que el tienen un tratamiento ignífugo que se perdería en caso de lavarse.

ITV cerrada en Peralta

Pero no solo en Funes se echan las manos a la cabeza, sino que otros municipios de la zona también se han visto afectados y, por ejemplo, uno de los servicios que baja temporalmente la persiana es la ITV de Peralta. De acuerdo con Inma Arana, "una riada así no nos había tocado; yo llevo 30 años trabajando aquí y ha sido como nunca. El agua alcanzó el medio metro de altura".

Aunque, tal y como explicaba Inma, tomaron las medidas de prevención habituales; colocaron sacos de tierra y tablones en las puertas para evitar filtraciones así como bombas para achicar el agua, al final se vieron desbordados. De hecho, insistía, "el agua arrancó las puertas de la carretera que va a Marcilla".

En el interior, desolación. "Toda la maquinaria está con agua y lodo; los sistemas motores, las placas, el frenómetro, la báscula, los fosos, el cableado, las piezas...todo inundado. No funciona nada porque toda la maquinaria está al ras del suelo".

Por otro lado, en la oficina, contaba, levantaron todo encima de las mesas pero, por ejemplo, el rack de comunicaciones se estropeó. "Abríamos el segundo cajón de las mesas y salía el agua a borbotones. Ha sido dramático, como nunca".

Por este motivo, los nueve trabajadores llevan desde el domingo limpiando sin parar con el objetivo de poder volver a dar servicio lo antes posible que, eso seguro, no será antes de la semana que viene como pronto. Eso sí, insistía Arana, "el servicio se sigue prestando sin problema en otras estaciones como las de Tudela, Estella, Calahorra y Alfaro. Si alguno de nuestros clientes tenía cita previa aquí, que pase sin problema por alguno de estos otros lugares".

Por último, y como a todo hay que buscarle la vuelta, a modo de anécdota, desvelaba Ana que el domingo se posaban allí los patos y que ayer mismo tenían en la explanada cangrejos de río.