emos perdido todo, hasta la ilusión”, aseguraban ayer Josu Méndez y Josune Azpiroz, de Biak Bat - Intervenciones asistidas con animales, empresa de Altsasu instalada en el polígono industrial Isasia, anegado el pasado viernes. “Dentro de la nave había entorno a metro y medio. Estábamos preparados para una inundación de medio metro pero no ha servido para nada”, lamentaban. Lo cierto es que era la tercera desde que llegaron hace diez años a este polígono, donde alquilaron una nave para comenzar con muchas ganas un proyecto novedoso que pasada una década da empleo a cuatro personas. “La primera fue en 2015 y fue medio metro. En 2019 hubo otra más pequeña, que entró unos 20 centímetros. Tiramos la toalla, nos vamos de aquí”, aseguraron.

Mientras buscan una nueva sede, continuarán ofreciendo sus programas en la sala multiusos de la casa de la juventud Intxostiapunta, dónde ayer mismo trasladaron el poco material que pudieron salvar para seguir trabajando. Si bien todavía es pronto para cuantificar los daños económicos, señalan que serán importantes, con mucho material que ha quedado para la basura además de archivos, libros y el equipo informático que acababan de estrenar. “La pandemia ya fue difícil porque se suspendieron muchos programas, con un descenso de en torno al 70% de los ingresos. Ahora es el remate”, observó Méndez. “Otro mazazo para los autónomos y pequeños empresarios”, incidió.

Pero más allá de las pérdidas materiales, destacaban el desgaste emocional que supone. “Lo levanté con mis manos”, recordaba Méndez. Otra pérdida importante ha sido la de Oreo, uno de sus gatos y varios pájaros. “Desoyendo los consejos, acudí a rescatarles pero era tarde. Lo que vi fue algo difícil de olvidar ”, observó. En este desolador panorama, Méndez también se quedaba con el apoyo y solidaridad recibida, con cerca de una quincena de personas entre amigos y familias usuarias de Biak Bat, que se acercaron el fin de semana a echar una mano y otras con palabras de ánimo en las redes sociales.

Después de un duro fin de semana, también seguía de limpieza José Ramón Mazkiaran, de Izarte Jardinería, instalada en Isasia desde que comenzó la actividad en este polígono de promoción privada en 1996. “Es una zona inundable. Ya no llevo la cuenta de cuantas han sido”, observó. “A volver a empezar. Estos pabellones no se pueden vender. Es un polígono sentenciado”, observó. Al respecto, ponía el foco en la permisividad de las autoridades competentes a la hora de autorizar su construcción.

Lo cierto es que los empresarios se plantean emprender acciones legales “a quién proceda”, según adelantó Ismael Jiménez, de Conservas del Reino, que ayer mostraba con impotencia miles de botes de conservas dispuestas para la campaña de Navidad y que no se pueden poner a la venta. Y es que los envases con tapón de rosca y anilla abre fácil no se consideran impermeables y se deben tirar si han estado en contacto con el agua de la inundación para evitar intoxicaciones alimentarias. “De Sanidad dicen que no se puede aprovechar nada. Además, de su retirada se debe encargar una empresa especializada que separará el vidrio, las tapas y el contenido”, apuntó. Asimismo, se han perdido jamones ibéricos y otros productos que habían adquirido para cestas de Navidad y todo el género que había en la cámara frigorífica porque estuvieron 48 horas sin suministro eléctrico. También se han visto afectados por el agua el camión, la carretilla elevadora y el furgón. “Es un desastre”, lamentaba.

“Las inundaciones han sido otro mazazo para los autónomos y pequeños empresarios”

Biak Bat