Tal y como han demostrado las sucesivas crisis económicas registradas a lo largo de las últimas décadas, la ruptura del crecimiento económico acrecenta la desigualdad. Y la pandemia de la covid-19, que en mitades del mes de marzo del año 2020 obligó a parar bruscamente todo el sistema productivo, no ha tomado un camino distinto, tampoco en Navarra, que se ha situado como la cuarta comunidad autónoma donde más ha aumentado la diferencia entre la población con más y menos ingresos.

Así lo refleja el informe Evolución de la cohesión social y consecuencias de la Covid-19 en España, presentado por Cáritas y la Fundación FOESSA (Fomento de Estudios Sociales y de la Sociología Aplicada), y el cual ha sido llevado a cabo por más de 30 investigadores, siete de ellos de la Universidad Pública de Navarra (UPNA). Según el estudio, en el conjunto del Estado la diferencia entre la población con más y menos ingresos ha aumentado un 25%, una cifra superior incluso a la registrada en 2008.

En Navarra, según el Indicador Multidimensional de Calidad de Vida (IMCV), publicado este mes por el Observatorio de la Realidad Social, este valor ha llegado a un 4,5, aumentando 0,6 puntos respecto a 2019, y situando a la Comunidad Foral como la cuarta en la que más sube en este indicador. "Esta pandemia evidencia las desigualdades económicas y las frágiles redes sociales que hacen que los grupos más vulnerables sufran más las consecuencias de la crisis", advierte el informe regional.

Uno de los principales motivos de la desigualdad, un problema del cual persiste la sombra de la cronificación, es la precariedad en el trabajo. Ésta se ha duplicado en el curso pandémico, alcanzando en el conjunto del Estado a casi 2 millones de hogares que dependen económicamente de una persona sustentadora principal que sufre inestabilidad laboral grave, la cual se cuantifica en estar 3 o más meses de desempleo, tener 3 o más contratos diferentes, o trabajar en 3 o más empresas distintas.

En Navarra esta incertidumbre es algo menor, pero hay camino por mejorar: un 45% de las personas con un trabajo a tiempo parcial desearía tener una jornada más larga (4ª menor cifra del Estado); existe un 25,4% de trabajo temporal (6ª mayor), y hay un 2,54% de parados de larga duración (la comunidad con menor cifra).

Asimismo, la pandemia ha aumentado la brecha de género, pasando la exclusión social en los hogares encabezados por mujeres de un 18% en 2018 a un 26% en 2021. Esto ocurre al haberse producido un mayor impacto de la crisis en sectores más feminizados, lo que además provoca un retroceso en la lucha por la igualdad.