La Clínica Universidad de Navarra ha incorporado el estudio de más de 500 genes en el manejo clínico de los tumores sólidos, lo que permite plantear un tratamiento más personalizado para los pacientes, de acuerdo con los biomarcadores identificados en dicho análisis genético.

El doctor Ignacio Gil-Bazo, codirector del departamento de Oncología Médica y coordinador científico de la Línea Estratégica de Oncología de la Estrategia 2025 de la Universidad de Navarra, señala que "de alguna manera, estamos haciendo la oncología de mañana o de pasado mañana, pero la podemos hacer desde hoy".

Según informa la Universidad de Navarra en una nota, el especialista subraya que "se puede contar ya con un arsenal estándar para muchas dianas terapéuticas, pero con eso sólo se cubre una parte de los tumores".

Con ello explica "la importancia de contar con ensayos clínicos para identificar posibles fármacos frente a las alteraciones que vamos a encontrar en un estudio genómico muy amplio".

"En ocasiones se identifica una alteración genética que no tiene un tratamiento aprobado en ese momento, pero la disponibilidad de nuevos fármacos en fase de investigación permite ofrecer al paciente un tratamiento específico dentro de un ensayo clínico", añade.

Antonio González, Ignacio Gil-Bazo y Ana Patiño

Por su parte, el doctor Antonio González, codirector del Departamento de Oncología Médica y director del Cancer Center Universidad de Navarra, cree que "la personalización cada vez mayor del diagnóstico asegura que no perdamos un tiempo crítico para la curación del paciente con tratamientos de resultado incierto".

La doctora Ana Patiño, directora de la Unidad de Genómica y responsable de los informes que se facilitan a los especialistas en Oncología, explica que "no importa tanto el lugar anatómico en que aparece el tumor, sino, sobre todo, importa saber qué mecanismos ha utilizado la célula normal para convertirse en un tumor".

Esos mecanismos -eventos genéticos-, detalla Patiño, "son alteraciones que nos permiten identificar la célula tumoral y diferenciarla de la normal, aplicando tratamientos orientados a esas diferencias se consigue un efecto terapéutico más selectivo y eficaz".

Patiño afirma que "los cánceres son enfermedades complejas y deben ser entendidas desde la complejidad", por lo que con el estudio de más de 500 genes "conocemos el escenario genético en el que nos movemos".

"Analizamos todas las mutaciones en número y naturaleza, y no importan tanto las características clínicas del paciente, que desde luego, sino también de qué nos habla su tumor, o sus tumores", explica.

La genetista ejemplifica que "cada vez tenemos más casos en que un paciente se presenta con dos tumores a la vez, y es muy importante diferenciar si los dos son primarios o uno es metástasis del otro. Solo secuenciando los dos, podremos determinar el estadio de la enfermedad de ese paciente".