Se formó como ingeniero informático en Deusto y empezó a trabajar en consultoría en Bilbao hasta que la rama financiera le hizo desplazarse hasta Madrid para trabajar en el área corporativa del BBVA. Pero, aunque su trabajo le "divertía mucho" siempre tuvo una espina clavada: él quería crear una aplicación. Hace diez meses Imanol Michelena cogió una excedencia y se aventuró en un nuevo reto. Creó Speizy, el Airbnb de los trasteros y garajes.

¿Cómo surgió la idea de crear Speizy tras haber estado toda la vida dedicándose a algo totalmente diferente?

—Siempre había probado a hacer alguna aplicación. Tenía esa ilusión, pero nunca había dejado el trabajo para dedicarme a ello. Siempre había tenido ese runrún. Fue un proceso y me dije: "Oye Imanol, si te apetece pues lo intentas ahora o ya van pasando los años y seguramente no lo intentes nunca". Entonces estuve buscando modelos de negocio que hubieran funcionado en otros países y que a mí me gustaran, que tuvieran sentido y que, además, el sector estuviera en crecimiento. Y este es uno de ellos.

Y de todos los negocios en los que vio una posibilidad, ¿por qué terminó decantándose por este?

—De esta tipología hay startups en casi todos los países occidentales. En Estados Unidos ya han levantado una pila de financiación, en Reino Unido, en Francia..., y en España todavía no había nada similar. Es un tema que suena porque cada vez hay más. La gente cada vez tiene pisos más pequeños y tiene más cosas que guardar. Es un sector que está creciendo un 15% al año. El modelo de economía colaborativa me gusta mucho: que a alguien le pueda sobrar espacio para poder dejárselo a alguien que guarde cosas y así te ganas algo de dinero.

Además de trasteros, también trabajan con garajes.

—Es algo que tiene conexión, muchas veces los trasteros y los garajes están en la misma planta de los edificios; el que tiene trastero tiene garaje y también hay quien necesita las dos cosas.

Pero ya hay otras plataformas que ofrecen un servicio similar en el que se anuncian locales y garajes.

—Sí que es verdad que las hay para los que quieren compartir o alquilar un trastero, pero al final son una herramienta de Clasificados. Tú pones un anuncio y te llaman, quedas con la persona y firmas el contrato y quedas en cómo te van a pagar. En Speizy la idea es que sea más parecido a un Aibnb para trasteros y garajes, que te da una serie de servicios alrededor. Que puedas hablar en la plataforma, que los pagos se hagan automáticos a través de la app, si un mes hay morosidad nosotros cubrimos...

¿Además de las mencionadas, qué más ventajas ofrece Speizy?

—Cada vez se mira más el tema de la huella medioambiental. Al final los trasteros tienen unos costes de construcción de operar. Es decir, todo lo que implica hacer un edificio nuevo. Si es un espacio que ya existe, si alguien tiene un trastero que no usa y es un espacio que puedes usar eso es un punto a favor.

Dan la opción que de que varias personas utilicen el mismo espacio de almacenaje, ¿cómo aseguran las pertenencias?

—Puede ser lo más tradicional. Te alquilo el trastero entero y te doy las llaves y tú entras cuando quieras. Y también hay la opción de tener una habitación libre y dejar a la gente que deje sus cosas. El propietario puede decir si va a dar las llaves o no, si se puede entrar cuando quieras o no, o si le tienen que avisar para entrar. Iremos poniendo más cosas, estamos trabajando en un seguro para que la gente que deposite sus cosas las tenga aseguradas, habrá franquicias para que los que contratan tengan los objetos asegurados.

Cuentan con 1.500 espacios en la plataforma, ¿dónde su ubican?

—En Madrid y Barcelona; por tamaño se ubican ahí principalmente. De esos 1.500, 1.000 están en Madrid y Barcelona y los 500 restantes están en Bilbao y algo en Valencia y Sevilla (En Pamplona aún tiene pocos usuarios). Para empezar necesitamos focalizarnos, al final no tiene mucho sentido que intentemos subir espacios que estén en pueblos pequeños porque al final en nuestra plataforma tienes que casar oferta con demanda y si la oferta es escasa, hay poca gente que lo necesita es difícil que encuentres demandante para ello. Tenemos que focalizarnos primero en ciudades grandes y luego cuando crezcamos, como una mancha de aceite, ir expandiéndonos.

¿Cree que en la economía colaborativa está el futuro?

—La muestra está en que al final todas estas tendencias llegan a Estados Unidos, luego en un par de años llegan a Europa y después a Reino Unido, Alemania y luego va bajando. La prueba está en que la empresa de Estados Unidos en la que nos fijamos nosotros tiene 70 millones de financiación y la está usando todo el mundo. La tendencia está ahí.