El contraste de registros nos ha felizmente sacudido. Lo sensible termina de aflorar tras la frialdad de lo neutro. Tras el semblante serio el corazón herido. Tras un político he visto un humano, tras todo un señor presidente he observado un ciudadano normal desbordado por la mentira y la insidia. Pedro Sánchez ha tenido el valor de poner en el debate público los límites de la contienda política, ha intentado rescatar humanidad para una lucha tan sórdida. No es que ellos se hallen “libres de pecado”, pero la oposición ha sobrepasado todos los límites.

Saben perfectamente que Begoña Gómez, Salvador Illa, Mónica Oltra, Francina Armengoll... son absolutamente inocentes y aún y todo les siguen arrojando barro con la complicidad de un poder judicial desde siempre en manos mayoritariamente de las fuerzas más conservadoras. Demasiados jueces en España con la toga y el mazo hacen política, que no justicia. El barro que arrojas es el mismo que a la larga te ahogará. Es cruel el ejercicio de la política en España y no debiera serlo. No todo vale, señores del Partido Popular, no todo... Más allá de sus nuevos y desafortunados contraataques, reflexionen sobre su comportamiento, consideren seriamente si en verdad son ustedes dignos de tomar las riendas de la nación. Un mínimo de ética es imprescindible antes de hacerse con cualquier poder.