- La misa oficiada ayer por el arzobispo de Pamplona, Francisco Pérez, en la explanada del castillo de Javier supuso el fin a la primera de las Javieradas de 2022, celebración en la que la presencia de peregrinos fue sensiblemente inferior a otras anteriores.

La última Javierada, la primera de 2020, congregó en esta jornada a 5.400 personas, mientras que ayer la cifra facilitada por la Policía Foral indicó que fueron 3.550, lejos de los 9.000 peregrinos que se dieron cita en 2019, último año no afectado por el covid. Sin embargo, el sábado por la tarde la misa de acogida al peregrino reunió en la explanada a 5.620 personas, una cifra superior a la última de referencia de 2020, cuando se contabilizaron 4.000 peregrinos.

Ayer por la mañana el arzobispo Francisco Pérez se refirió en su homilía a esta “Javierada ansiada y deseada por todos” y al sufrimiento en Ucrania, Mali o cualquier otro lugar del mundo, para asegurar que “Dios no ha venido a suprimir el dolor, ni siquiera a explicarlo”, sino que “ha venido a llenarlo con su presencia”.

“La tribulación y el sufrimiento nos lleva a formular: ¿Por qué existe el dolor?” y esa “es una pregunta a la que no sabemos dar una respuesta según piden nuestras categorías racionales”, dijo, por lo que invitó a hacer otra pregunta distinta: “Si el sufrimiento existe ¿qué sentido se le da al dolor?”. Al respecto advirtió de que “una de las grandes ausencias que el ser humano sufre hoy, es la falta de conciencia de la trascendencia. Viviendo solamente de lo inmanente no se logra dar respuesta a todas las preguntas y menos aquellas que son las más existenciales”.

Tras subrayar que San Francisco Javier “en su misión llevaba dos secretos: El Evangelio y la Cruz de Cristo”, el arzobispo aseguró que “el sentido profundo de cada dolor o sufrimiento está asumido desde la Cruz por Jesucristo”. Invitó además en esta Cuaresma a “vencer la prepotencia, el egoísmo, el encanto de los vicios y el vestido de la soberbia”, y confió en que ayude a “poner más a tono nuestra vida” el año Jubilar de San Francisco Javier ahora iniciado por concesión del Papa para las diócesis de Pamplona y Tudela, con motivo del 400 aniversario de su canonización.

“Hay que vencer la prepotencia, el egoísmo el encanto de los vicios y la soberbia”

Arzobispo de Pamplona