Una recuperación con evidentes muestras de mejoría pero a la que le sobrevienen los interrogantes aún pendientes del impacto de la pandemia y las que ahora llegan por el efecto de la guerra en Ucrania. Es, a grandes rasgos, el estado general de la economía desde sus distintas perspectivas, ya sean desde lo más cercano a lo global. Tras dos años de pandemia y una crisis económica de características no vistas antes, los indicadores regresan de forma paulatina a la normalidad, pero lo hacen bajo unas fragilidades que están trastocando todas las previsiones de organismos, agentes y expertos.

La evolución de los datos económicos, parejos a los de la recuperación sanitaria tras seis olas de un virus que ha castigado a toda la humanidad, reflejan como la reconstrucción productiva, empresarial y laboral es aún desigual, aunque con la impresión, explican los analistas, de que el aparato general ha soportado el golpe gracias al esfuerzo de todos y ahora busca enderezarse.

Empresas

"Las principales brechas abiertas se han cerrado y la mayor parte de los indicadores han vuelto a los niveles anteriores, pero no en todos", resume Pablo Martín, responsable de Economía de Confebask. Entre esas variables que no han progresado al mismo ritmo está el volumen de empresas, que es inferior. Los servicios, en especial aquellos relacionados con el ocio, la cultura y la movilidad, sufren todavía las consecuencias del parón. "Una empresa que se cierra es un conocimiento y unos empleos que se pierden", lamenta Martín, que avisa de que, en los próximos meses, algunas firmas deben devolver las ayudas prestadas por entidades públicas de avales, una tarea para la que es necesaria generar una actividad económica que, a la vista de los cálculos de las dos últimas semanas, se antoja "complicada". "Se han vivido momentos de gran incertidumbre y agotamiento que, en algunos casos, se han visto acentuados por las medidas restrictivas adoptadas", explica Carlos Fernández Valdivielso, secretario general de la Confederación Empresarial Navarra (CEN), que elogia el "compromiso" y "responsabilidad" de las empresas en su respuesta a la crisis.

Empleo

El empleo supone la otra gran arista para medir el restablecimiento de la economía. Los niveles de empleo se han recuperado hasta regresar a cifras muy parecidas a las de antes de la crisis, aunque con una evolución muy dispar. De nuevo, la industria está por delante del resto de sectores. "La pandemia supuso un parón muy notable. El descenso del PIB fue espectacular, pero la disminución del empleo no fue muy significativa gracias a los ERTEs, sobre todo en términos relativos y en comparación con la crisis anterior. Hubo un diagnóstico común por parte de empresas y trabajadores en que el objetivo primordial era proteger el empleo", explica Tomás Arrieta, presidente del Consejo de Relaciones Laborales (CRL) de Euskadi. La estabilidad del empleo creado, con un mayor número de contratos fijos, también aporta una visión esperanzadora.Lecciones

La crisis económica deja lecciones de las que aprender. Sin referencias anteriores por motivos similares, se tuvo que actuar sobre la marcha. "Se pusieron medidas de calado para mantener el empleo y la actividad empresarial. Las recetas tenían que ser distintas a la recesión anterior, puesto que no era igual", dice el dirigente de Confebask. "Ha habido un cambio de mentalidad. En nuestro mercado laboral se empleaban los despidos masivos para hacer frente a la crisis y eso no ha ocurrido ahora", dice Arrieta. A juicio de Carlos Valdivielso, la crisis ha confirmado la "globalidad" y la "interdependencia de nuestro sistema productivo".

No obstante, y sin haber dejado atrás del todo la crisis derivada de la pandemia, la economía se enfrenta a la alta inflación. Un problema que, acentuado por la guerra, amenaza con cronificarse. "Supone un mal escenario para la negociación de los convenios", alerta el presidente del CRL. Valdivielso subraya otros obstáculos, como "el desajuste entre la oferta y la demanda" y "los cuellos de botella en la cadena de suministros", dos situaciones que tampoco parecen vislumbrar una solución cercana en el tiempo. A nivel social, la prudencia sigue presente en las cuentas de muchos hogares y el ahorro acumulado en estos dos años podría servir de colchón ante el panorama de incertidumbre que ya está haciendo aparición.

En cualquier caso, la senda del futuro deberá asentarse en una economía respetuosa con el medio ambiente, más digital y que sepa atender las necesidades de una sociedad que se enfrenta también a la crisis demográfica.