- La discapacidad visual, la baja visión o la ceguera afectan a unas 8.000 personas en Navarra y a más de un millón en el conjunto del Estado. Se estima que un 80% de estos problemas de visión se pueden evitar con políticas de prevención y atención adecuadas. Por ello, la Asociación Mácula-Retina pidió ayer en el Parlamento foral un plan pionero de atención visual y prevención de la ceguera, una demanda que fue respaldada por todos los grupos.

La iniciativa de la Asociación Mácula-Retina puso el foco en el diagnóstico temprano, la investigación, los recursos y la rehabilitación visual al margen de la capacidad económica del paciente. Así lo explicaron Antonio Piñero, presidente de la Sociedad Española de Oftalmología; José Andonegui, Jefe del Servicio de Oftalmología del Hospital Universitario de Navarra; Dori Callejo, óptico-optometrista especializada en rehabilitación visual, y Jacinto Zulueta, presidente de la Asociación Mácula-Retina.

José Andonegui indicó que la mácula, la parte central de la retina, es la más activa, de la que depende la precisión de la vista y que puede sufrir distintas enfermedades discapacitantes, algunas de tipo degenerativo, que no tienen cura y que requieren de investigación y recursos para su atención en la red sanitaria publica.

El jefe del Servicio de Oftalmología del Hospital Universitario de Navarra aludió a enfermedades como el edema macular y la retinosis diabética, primera causa de perdida de visión en pacientes en edad laboral, de entre 25 y 65 años, un problema “incapacitante” y con una “alta” prevalencia debido el aumento de la diabetes. En Navarra, solo el 36,5% de los 30.000 diabéticos diagnosticados se han realizado un examen del fondo de ojo o una revisión de la vista.

Por otro lado, la degeneración macular asociada a la edad es la primera causa de pérdida de visión en pacientes de más de 65 años, un problema que aumentará en los próximos años por el envejecimiento de la población.

“En ambos casos existe un tratamiento, pero exige de importantes recursos para estabilizar la visión, no para curarla, con consultas periódicas. Agradezco el apoyo parlamentario, pero deseo que no se quede en una mera declaración de intenciones y que se habiliten recursos humanos y materiales para la atención y la investigación”, remarcó Andonegui.

Por videoconferencia desde Sevilla, el presidente de la Sociedad Española de Oftalmología, Antonio Piñero, mostró la preocupación de la entidad porque son “muchas” las enfermedades hereditarias y degenerativas que afectan a la salud visual y que además conllevan otros problemas “importantes” como depresión, aislamiento social o fracturas por caídas.

Además, advirtió de que son tratamientos “carísimos” a los que no todos los pacientes pueden hacer frente. Cada año hay más de 4 millones de personas en España que no adquieren equipamientos ópticos por desconocimiento de su problema visual o por dificultades económicas.

Adoración Callejo, optometrista de la ONCE en Navarra, apostó por disponer en la red sanitaria pública de equipos multidisciplinares para pacientes con limitada agudeza y campo visual pero cuya pérdida no llega a la que la ONCE u otras asociaciones exigen para afiliarse. “En muchas ocasiones, una diferencia de visión muy pequeña impide una atención adecuada”.

El presidente de la Asociación de Mácula-Retina en Navarra, Jacinto Zulueta, abogó por la eficiencia y calidad del sistema publico, por una medicina comunitaria desde la Atención Primaria y por una investigación básica con aplicación clínica.

Por último, José Antonio Otero, paciente y miembro de la asociación Mácula-Retina, agradeció el respaldo unánime de la Comisión de Salud. “Los enfermos necesitamos certidumbre médicas, pero también sociales y políticas”, concluyó.