El fin de la obligatoriedad de las mascarillas no quiere decir que su uso siga siendo recomendable, especialmente para las personas de riesgo. Esto es lo que defiende la jefa del Servicio de Neumología del Hospital Universitario de Navarra (HUN), Pilar Cebollero, que ve en el cubrebocas un aliado para protegerse de infecciones como el coronavirus o la gripe, sobre todo en pacientes con asma o con otro tipo de enfermedades respiratorias.

"La mascarilla ya no es obligatoria pero las personas con asma tienen que tener sensatez. En sitios cerrados, en lugares con poca ventilación o en aglomeraciones es muy aconsejable que sigan llevando la mascarilla", sostiene Cebollero, que añade que, al contrario de lo que a veces se pueda pensar, "la práctica deportiva y el ejercicio físico son buenos para los pacientes con asma".

La neumóloga defiende que hacer deporte no es contraproducente, no obstante, las personas con asma "deben tomar una serie de precauciones": "No es aconsejable realizar esfuerzos muy grandes, como, por ejemplo, correr una maratón. También hay que evitar correr por zonas con mucha contaminación o cerca de carreteras, aunque la calidad del aire en Navarra es bastante óptima". De hecho, Cebollero indica que con el tratamiento adecuado los asmáticos pueden llevar una vida "sin limitaciones". "Aunque se tenga asma se puede hacer casi cualquier cosa, aunque siempre habrá que tomar una serie de precauciones. Lo único que sí que es muy perjudicial es fumar, pero eso también para las personas que no tienen esta enfermedad", aclara.

En cuanto al uso de la mascarilla en personas con asma, Cebollero señala que no es que no sea perjudicial sino que es "totalmente recomendable el usarla". "La mascarilla puede ser incómoda y se puede tener una sensación rara al respirar, pero no limita la capacidad de coger aire. Por eso, aunque incomode, es aconsejable que los asmáticos y las personas con enfermedades respiratorias la usen, para evitar contagiarse y sufrir complicaciones", advierte. En este sentido, expone que además de tener mayor riesgo de cursar un covid grave, también pueden sufrir una descompensación de su asma, es decir, un empeoramiento repentino de la enfermedad.

Asimismo, si el asma no está adecuadamente controlado, "los síntomas pueden ser frecuentes y acompañarse de exacerbaciones (empeoramiento de los síntomas habituales) que requieren de una intensificación en el tratamiento", detalla Cebollero. Esta falta de control, matiza, se puede asociar "a un nivel inadecuado de tratamiento, a la persistencia de desencadenantes (irritantes, polución, alérgenos etc.) o a la asociación con otras enfermedades que pueden influir negativamente en el curso de la enfermedad".