"He perdido un motor", anunció el pamplonés Francisco Javier Miranda García, de 64 años, a las 17.57 horas del 20 de febrero de 2020 por la radio de su avioneta bimotor Piper Pa-60-602P durante la maniobra de aproximación al Aeropuerto de Pamplona-Noáin. A pesar del fallo mecánico, el piloto pamplonés se mostró calmado y no requirió ningún tipo de asistencia al controlador aéreo que seguía sus evoluciones desde la torre de control del aeródromo. Dieciocho minutos después de confirmar la avería, a las 18.15 horas, aún confiaba en poder tomar tierra sin mayores incidencias: "Yo creo que no habrá problemas para poder entrar". Cuatro minutos después, el controlador observó a través de unos prismáticos una columna de humo elevándose hacia el cielo de Noáin.

La CIAIAC (Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes de Aviación Civil) ha concluido el informe sobre el siniestro aéreo registrado en las proximidades del Aeropuerto de Pamplona en la tarde del 20 de febrero de 2020 en el que perdió la vida el empresario pamplonés Francisco Javier Miranda García, que completaba un vuelo en solitario procedente de Sabadell. El resultado de las investigaciones indica que el accidente se produjo como consecuencia del fallo mecánico que sufrió uno de los motores de la avioneta, cuya causa no ha podido ser determinada por los expertos de Aviación Civil debido al "grado de destrucción de la aeronave provocado por el brusco impacto y el fuego posterior".

El jueves 20 de febrero de 2020, la aeronave Piper PA-60-602P, con matrícula EC-HRJ, había despegado del Aeropuerto de Sabadell con destino al Aeropuerto de Pamplona. A las 17.53 horas, el piloto de la aeronave se comunicó con las dependencias de control aéreo de Madrid para informar que tenía problemas con uno de los motores y añadía textualmente: "No sé si se me ha ido el turbo". En una comunicación posterior con el mismo controlador aéreo, a las 17.57 horas, el piloto señaló: "He perdido un motor".

Estado en el que quedó la avioneta accidentada.

"NO SÉ QUÉ HA PASADO"

Segundos después, el piloto pamplonés contactó con el controlador de la torre de control de Pamplona, que le preguntó si requería algún tipo de asistencia y el piloto le respondió que no y añadió: "He perdido un motor y no sé qué ha pasado". A las 18.16, el controlador le autorizó aterrizar y le solicitó que notificase cuando estuviese posicionado, después de informarle de que la intensidad del viento estaba aumentando. El piloto decidió aterrizar y agregó: "Yo creo que no habrá problemas para poder entrar."

A las 18.19 horas el controlador de la torre de control alertó al Servicio de Salvamento y Extinción de Incendios (SEI) del aeropuerto al observar el accidente del avión y una columna de humo procedente del mismo. La aeronave había impactado contra el terreno durante la maniobra de aproximación final. En su caída rompió un cable del tendido eléctrico, posteriormente partió parte de una verja de una finca particular al mismo tiempo que dañaba con la hélice el pavimento de un camino de cemento y acabó impactando contra un vehículo que resultó afectado por el incendio de la aeronave. El piloto, único ocupante de la aeronave, falleció.

La aeronave se estrelló a pocos metros de la pista de aterrizaje.

FALTA DE POTENCIA

El informe final de la CIAIAC recoge que el técnico de mantenimiento de la aeronave accidentada, mecánico habitual desde que el propietario la adquirió hacía unos 20 años, estuvo haciendo unas pequeñas reparaciones el día del accidente que consistieron en el engrase de las válvulas de descarga del sistema de turbo alimentación. El mecánico explicó que, si estas válvulas se agarrotasen, en cualquier caso, el motor funcionaría como "atmosférico" con menor potencia.

Una semana antes del accidente, el piloto se había quejado de que ambos motores no proporcionaban toda la potencia en crucero. Por ello, otro mecánico realizó unas pruebas en tierra de los motores sin encontrar nada anómalo. "Es decir, los problemas de falta de potencia se presentaban durante el vuelo en altura, y no en tierra. Este otro mecánico ajustó el controlador del sistema de turbo-alimentación automático de ambos motores", señala el informe.

Con el fin de determinar el origen de la pérdida de potencia del motor derecho, en la investigación se estudió el sistema de turbo alimentación de los motores y el estado del motor derecho. "Dado el grado de destrucción de la aeronave provocado por el brusco impacto y el fuego posterior no ha sido posible concluir qué ocasionó la pérdida de potencia del motor derecho", dice el informe, que añade que "respecto al sistema de turbo alimentación de los motores, no se encontró ningún tipo de anomalía en sus componentes" y "respecto al estado del motor derecho, debido a los indicios de una falta de preservación o una preservación inadecuada durante el periodo de inactividad de la aeronave, se desmontaron sus cilindros y no se encontró en ellos signos de corrosión. Es más, se observó que mecánicamente el motor derecho no presentaba ningún tipo de anomalía". La investigación concluye que "la causa probable de este accidente fue que el avión, volando con potencia asimétrica, perdió el control".