Un vecino de Pamplona ha sido condenado en la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Navarra a dos años de prisión por un delito de atentado y otro de tenencia ilícita de armas después de que saltara de un coche como copiloto al percatarse de un control policial en el barrio de la Rochapea, echara a correr, se escondiera debajo de una autocaravana y al ser sacado de allí a rastras por la Policía arremetiera contra ellos con un puño americano.

El acusado, que se encontraba en libertad condicional por otro delito, fue condenado inicialmente por el Juzgado de lo Penal número 3 de Pamplona y recurrió dicha sentencia sin éxito en sus alegaciones, en las que venía a argumentar que desconocía que se trataba de un arma prohibida. Añadía en su recurso que "no existen en la causa datos de los que inferir que el procesado tenía conocimiento de tal prohibición y de que el hecho de portar y exhibir el arma constituyera un delito. En todo momento señaló que no tenía conocimiento de ello, lo que ponía en relación con la accesibilidad y facilidad para adquirir este objeto sin restricción en páginas web".

Los hechos ocurrieron sobre las 0.50 horas del 25 de abril de 2021 cuando el acusado circulaba como copiloto en un vehículo que conducía su pareja. Los agentes de la Policía Municipal de Pamplona le dieron el alto para que la mujer procediera a parar dicho vehículo y consiguieron finalmente que se detuviera a la altura del número 30 de la calle Bernardino Tirapu del barrio de la Rochapea de Pamplona. En ese momento el acusado salió corriendo y se dirigió hacia el parking situado en el paseo Anelier escondiéndose debajo de una autocaravana. Allí los agentes le indicaron que saliera de debajo del vehículo sin que obedeciera a dichas órdenes. El acusado opuso resistencia -sigue la resolución judicial- y tuvieron que agarrarle de los pies para conseguir sacarlo del vehículo y arrastrarle. Una vez fuera comenzó a lanzar patadas y braceó contra los agentes, esgrimiendo igualmente un puño americano que portaba en su mano derecha, acometiéndoles con el mismo. Ofreció una resistencia activa grave a la hora de ser detenido, teniendo que intervenir varios agentes de la Policía Municipal de Pamplona para tal fin.

El puño lo esgrimió, no lo tiró La Audiencia no tiene en cuenta las alegaciones del encausado, que puede recurrir la sentencia al Supremo, sobre el uso que hizo del puño americano. Él afirmó en el uso que hizo del derecho a la última palabra que cuando salió del vehículo soltó dicho puño y lo tiró al suelo. El tribunal razona que dicha alegación indica que "lo portaba en su mano y que la llave de pugilato no estaba guardada en el interior de la ropa, en un bolsillo, sino que teniéndola consigo, la tiró. Sin embargo, los agentes señalaron en la vista oral que el acusado la llevaba en la mano y la esgrimió". En estos términos, dice la Sala, consideró que "no puede estimarse que concurriera un error de prohibición, siendo que el encausado portaba consigo (de noche) un arma prohibida sin duda para hacer uso de ella si fuera necesario. Si el acusado tenía dudas acerca de la legalidad del porte del puño americano podía haber superado fácilmente esas dudas con solo hacer una consulta a un letrado o a un funcionario de policía. Sin embargo, optó por adquirir y portar dicha arma, asumiendo las consecuencia que de ello pudieran derivarse. No existió, pues, error de prohibición, sino, en todo caso, ignorancia deliberada".