Athletic y Espanyol cierran 2025 en San Mamés con Europa en la cabeza. Los periquitos, quintos, decididos a alargar su mejor momento en años en un clásico de LaLiga y los leones, octavos, dispuestos a recortar distancias a un rival siete puntos por delante y con un partido menos disputado.

El Athletic encara el choque en el estado de necesidad y de no encontrar el camino que desea en el que lleva toda la temporada tras un inicio fulgurante con tres victorias seguidas.

Esta vez el sabor agridulce de los últimos partidos se lo ha provocado la derrota de la última jornada en Vigo en un mal partido reconocido por Ernesto Valverde sin paliativos y las dificultades cuatro días después para plasmar en O Couto su evidente superioridad sobre un Ourense CF, un equipo dos categorías inferior, que le llevó a la prórroga.

Pero al final Mikel Jauregizar, su mejor jugador en lo que va de curso, atinó con la meta ourensana y el Athletic sigue vivo en la Copa y en las cuatro en competiciones en las que está inmerso. Algo que solo pueden decir también Barcelona, Real Madrid y Atlético de Madrid.

Para este lunes, Valverde espera la buena noticia de la reaparición de Robert Navarro, lesionado en un tobillo cuando ya se había hecho un hueco entre el arsenal ofensivo rojiblanco. Poderoso en nombres con los hermanos Williams, Sancet, Berenguer o Guruzeta pero este curso no tanto en juego y en goles, de los que anda escaso.

Aunque no se espera que el extremo navarro inicie el choque en un once al que le faltarán también el sancionado Dani Vivian, que cumplió ciclo de amarillas en Balaídos.