El deporte navarro cuenta con un nuevo dios en su Olimpo particular. La hazaña cosechada por Asier Martínez supone el mayor hito del atletismo foral, algo en lo que concuerdan los atletas de la comunidad que habían acudido con anterioridad a una cita mundialista. La pionera fue Goya Ferrer en Tokio 1991, cuando formó parte del 4x400 con el que quedó sexta y marcó el récord de España que se mantiene hasta la actualidad. “Lo he visto a la mañana, me he levantado pronto y no quería saber nada, ni noticias ni ningún mensaje, directamente me he puesto el atletismo”, mencionaba la exatleta, que no se sorprendió por el premio logrado por Asier. “No le quito nada de mérito, hay que estar ahí y los demás también compiten. Con Asier, de primeras pensaba que podía hacer cualquier cosa, incluso una medalla”, declaraba confiada.

De forma distinta, a José Mari Romera le pudo la emoción y tuvo que ver el resultado antes que la carrera. “La he visto por la mañana. Me levanté, empecé a verlo, pero no pude evitar los nervios y tuve que comprobar la gran noticia. ¡Qué sorpresón, que pasada!”, comentó el exvallista, que añadió que “la final fue espectacular, parecía un toro bravo yendo a por cada valla, sin ningún complejo”. También destacó la gran generación que hay y que ayuda a “abrir las puertas a los atletas jóvenes”. “Una de las cosas que me apena es no estar en esta generación para compartir estas alegrías”, terminó diciendo.

Otro de los que no se quiso perder el triunfo fue Iñigo Monreal, mundialista en Goteborg 1995 que, pese a levantarse a las seis de la mañana para ir a trabajar, lo primero que hizo fue ver el resultado de Asier. “Ha tenido varias casualidades, pero Asier compite muy bien, es una pasada. Es un atleta que corre muy limpio y cosas como les pasó al jamaicano o al americano es muy complicado que le ocurran a él”, resumió, añadiendo que en su casa, la confianza en el de Zizur Mayor era máxima. “La IAAF ha sacado un juego para hacer tu equipo estrella y en casa todos teníamos a Asier en el equipo y como capitán”.

Adrián Vallés también recibió la noticia recién levantado. “Nada más despertarme, lo primero que he hecho ha sido mirar lo de Asier y me he llevado una alegría tremenda. Es complicadísimo lo que ha hecho y sobre todo en una prueba de velocidad”, reconoció acerca de su excompañero en el Grupompleo.

“Lo que más me asombraba era su capacidad competitiva. Se crece con la presión, siempre compite bien y en los grandes campeonatos saca su mejor versión”, añadió, finalizando con un reconocimiento a que haya sido capaz de ganar el bronce preparándose en Pamplona. “Que haya sido capaz de ganar la medalla entrenando en Larrabide todavía le da más valor y me hace mucha ilusión, por François y por el club”.

Desde el Grupompleo tampoco se quisieron perder las felicitaciones al que fuera, hasta el año pasado, atleta del club. “Aunque Asier ya no compita con nosotros, sigue siendo uno de los nuestros. Es un inmenso orgullo para el club que un atleta que sale de nuestra cantera llegue tan alto”, mencionó emocionado su presidente, Pablo Branchi.

El ayuntamiento de Zizur Mayor, en la figura de su alcalde, Jon Gondán, también felicitó a Asier por la medalla. “Asier desde hace años apuntaba maneras. Lo de hoy ha sido otro exitazo que irá sumando”, aseguró Godán, que por el momento no desvela los planes para hacerle un homenaje a su paisano. “Habrá momento de hacerlo”.

Yo en Navarra y tú en Oregón

Desde el mismo Hayward Field de Eugene, Manu Quijera fue testigo del momento en el que el atletismo navarro adquirió otra dimensión. “Estaba en la otra recta del estadio, viendo el lanzamiento de peso. Cuando nos dimos cuenta, en la final de Asier el jamaicano se había jodido”, describió el lanzador. “En la primera salida que se va Devon Allen, otro de los favoritos, hicimos cuentas y pensamos que Asier iba a estar en la pelea”.

Y así fue, Asier no solo estuvo, sino que fue la pelea. De esta forma logró el tercer puesto. “Salió bien, estaba llegando tercero, cuarto, y ya cuando se acercaba a las últimas vimos que era tercero y fue la explosión. Yo, particularmente, empecé a gritar de alegría, fue una locura. Pocas veces había vivido algo así, con tanta intensidad. Estuvo muy, muy guay. Luego estuvimos con él y estaba súper contento. Todo muy bien”, detalló el también mundialista.

Mucho más lejos, desde Navarra, Jon Seriola, compañero de entrenamiento y amigo de Asier, vivía las pruebas a través de la pantalla y rodeado de amigos. “Siempre me pongo más nervioso para las semis, una vez pasado ya estaba tranquilo”. La calma duró poco, exactamente hasta la lesión de Parchment y la descalificación de Allen. “No daba crédito y nos pusimos muy nerviosos”.

“Esta vez salió bien, pero me acojoné cuando le vi tocar la primera valla. Pero con Asier hay que tener paciencia y progresó muy bien”, recordó Seriola. “Cuando le vimos entrar tercero empezamos a gritar como locos, menos mal que estábamos en una casa sin vecinos cerca”. Seriola pudo hablar con Asier después de la final. “Estaba que no se lo creía, muy acelerado y asimilando lo que había conseguido, pero también muy contento”.

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Asier Martínez hace historia en el Mundial de Eugene DIARIO DE NOTICIAS