Con el número 1 del draft de la NBA de 2023, los San Antonio Spurs seleccionan a Victor Wembanyama. Lo que anunció el comisionado Adam Silver en la pasada madrugada no sorprendió a nadie. Se sabía desde hace dos o tres años que Wemby, como es conocido, iba a ser esa primera elección y se sabía desde que se sorteó el orden que la franquicia texana iba a escoger al francés de 19 años, el jugador imposible, que no ha existido hasta ahora y que parece diseñado en un laboratorio o por el algoritmo más rebuscado para dominar la NBA en un tiempo no muy lejano. “Es un sueño hecho realidad, la mejor noche de mi vida, no se puede describir”, confesó tras no ocultar su emoción en la ceremonia pese a que su destino estaba escrito.

Porque no hay manera de definir a un jugador de 2,21 metros y 2,44 de envergadura, de ubicar su posición en una cancha de baloncesto. Probablemente, sea un perfil también irrepetible. Tiene el tamaño de un pívot, pero la movilidad y las habilidades de un jugador exterior. Intimida como los grandes taponadores de la historia, pero lanza con la soltura de los mejores tiradores. Puede jugar al poste o a nueve metros del aro. Es un jugador único porque, a su vez, reúne en una sola persona algo de lo que ha distinguido a los mejores de la historia. Quizás solo le faltan kilos, un armazón físico más poderoso para soportar la exigencia de la mejor liga del mundo donde no le van a perdonar y van a ir a por él desde el primer día que pise una cancha.

Lo bueno para Victor Wembanyama es que su camino en la NBA lo va a empezar en San Antonio. “No es LeBron, o Duncan, o Bryant, u otro, él es Victor y eso queremos que sea. No puedes hacer que los jugadores sean lo que esperas que sean”, advirtió Gregg Popovich, el técnico más longevo de la liga y que aplazará su deseada retirada para modelar y guiar los primeros pasos de la nueva estrella francesa con la camiseta texana, como hace ya muchos años guió los de David Robinson, Tim Duncan, que serán sus mentores en los Spurs, Manu Ginobili o Tony Parker. El viejo y sabio Pops se va a esforzar por quitar la presión de un jugador que lleva cargando con ella desde que debutó en la máxima categoría de Francia con 15 años y promedió seis tapones por partido con 16.

Hasta llegar al número 1 del draft, Wembanyama ha sido también una excepción porque sus últimas temporadas han estado diseñadas para llegar a la NBA bien preparado. Abandonó el Asvel y la Euroliga para evitar los riesgos físicos y sus partidos con el Metropolitans parisino, con el que ha sido subcampeón de liga, han sido televisados en Estados Unidos. Ahora le toca a él responder a las expectativas, tan gigantescas como su figura, y eso no será sencillo. Llega a una franquicia en reconstrucción y muchos esperan que su impacto sea inmediato. “Ganar es muy duro, mucha gente no lo ha conseguido en años. Tengo que aprender lo más rápido que pueda a ganar”, comentó Wemby.

MUCHO TALENTO La elección del francés ocultó otras en un draft con mucho talento y jugadores que también están llamados a marcar diferencias. Los Charlotte Hornets escogieron a Brandon Miller en el segundo puesto. Scoot Henderson, el que era gran rival de Wembanyama, cayó al tercero e irá, en principio, a los Portland Trail Blazers y los gemelos Amen y Ausar Thompson hicieron historia al ser los primeros hermanos en entrar en el Top5 al ser seleccionados por los Houston Rockets y los Detroit Pistons, respectivamente. Destacó también el número 31 del barcelonista James Nnaji, elegido por Charlotte, y el 44 del francés, formado en el Baskonia, Sidy Cissoko, que también viaja a San Antonio.