La noticia sacudió la NBA: Wembanyama, de 21 años y primera elección absoluta de los San Antonio Spurs en el draft de 2023, estará varios meses de baja por una trombosis venosa profunda detectada tras el All-Star del pasado fin de semana.
“En general, una trombosis en la parte alta del brazo es muy rara. Solo un 10% de estos percances se registran en esa zona del cuerpo. Normalmente ocurre por un trauma, pero también puede ser metabólica”, afirma Shadid, cirujano y doctor de medicina deportiva del Genesis Orthopedics & Sports Medicine de Chicago. Shadid ha trabajado en la selección de fútbol de EEUU y en distintos equipos universitarios. Lleva más de 30 años cuidando a deportistas de élite.
“Lo primero es conseguir un anticoagulante para estar seguros de que el coágulo no se mueva. No hay garantía de que no llegue a los pulmones y, si lo hace puede tener serias complicaciones”, dice.
“Hay varias maneras para remover el coágulo. Normalmente se trata con un anticoagulante. En el caso de Wembanyama, al recibir muchos golpes en el campo, es importante que tenga cuidado antes de volver a la pista”, añadió.
El doctor informa de que, en estos casos, normalmente se realiza un venograma, un procedimiento diagnóstico por imágenes “para entender exactamente dónde está el coágulo. La decisión sobre el tratamiento depende de cómo es de grande, par ver si se remueve directamente en la vena. En ese caso hay un pequeño aparato que se hace pasar por la vena para removerlo. Es una de las posibles medidas”.
De 21 años y 223 centímetros de altura, Wembanyama fue novato del año en 2024 y seleccionado este año para el primer All-Star de su carrera. Es considerado como un talento generacional, capaz de abrir una nueva época en la NBA.
Wembanyama, que en su primer año y medio en la NBA no había tenido problemas físicos destacados, empezó a notar los síntomas en el reciente All-Star. “Es muy raro que sufra esto un chico de 21 años. Aunque quizás en personas muy altas puede haber un nivel de tejido arterial que podría ser una causa, dice Shadid.
Aunque este tipo de problemas sea muy raro, Wembanyama no es el primer jugador de la NBA en afrontarlo. Chris Bosh, doble campeón con los Miami Heat, terminó retirándose de la NBA en 2017 tras sufrir por unos coágulos en 2015 y 2016.
Por su parte, Brandon Ingram, ahora en los Toronto Raptors, se perdió 19 partidos en la temporada 2018-19 por un problema similar.