El Helvetia Anaitasuna acaba de cerrar una primera vuelta en la que ha habido luces y sombras. Más bien se ha ido de las sombras hacia las luces, después de dar carpetazo a una racha negativa de resultados y terminar el año con tres victorias. Todos veíamos que se había confeccionado una plantilla muy buena para competir, después de que se fueran piezas claves como Juan del Arco, Ander Izquierdo o Héctor González. Las bajas parecían muy fuertes, pero se fichaba a Xavi Castro en el central, a Joao Pinto, se confiaba en la recuperación de Ander Torriko y se incorporaba también Julen Elustondo. Un ejemplo claro, este último, de que las cesiones a otros equipos para gozar de minutos –aunque luego el Villa de Aranda lo fichó– pueden servir para progresar. Pero llegaban los inconvenientes, con la lesión larga de Castro o la recaída de Torriko. Con todo, Anaitasuna no empezó mal. Ilusionó con su arranque e incluso ante el Bada Huesca nos llevó al cénit. Pero las derrotas comenzaron a encadenarse de manera cruel, perdiendo por la mínima en los tramos finales como ante el Puente Genil o el Cangas. Las dudas entraron. El tramo final de la Liga nos ha hecho revivir. Con esas tres victorias ante el Guadalajara, el BM Logroño La Rioja y el Benidorm. Creo que el partido ante el conjunto riojano es el más importante de ellos, el que supuso el punto de inflexión. Porque se vio a un equipo que defiende, que domina las fases de juego, que no se precipita y que no perdió la compostura, a pesar de atravesar también algún momento delicado. Dio la sensación de madurez. En este tramo de competición, además, se ha visto a jugadores que han dado un paso adelante como Marcos Cancio. Junto a Juan Bar, la portería está muy compensada. Otros están en un gran momento como Carlos Chocarro, con una enorme implicación, Meoki o Bazán. En la segunda vuelta se recuperará a Pereira, aunque no a Torriko, que deberá ser el mejor fichaje para la 2023/2024. Ahora toca reafirmar las buenas sensaciones en un Anaitasuna sobre el que hay que trabajar más allá de la faceta deportiva. Y ahí Quique Domínguez es un maestro.

El autor es técnico navarro en la Federación Española de Balonmano