El pabellón Anaitasuna albergará este sábado algo más que un partido de balonmano. No sólo se jugará el último encuentro de esta temporada, el que enfrentará al Helvetia Anaitasuna contra el Viveros Herol Nava, dos equipos que rivalizarán por terminar en una anhelada sexta posición (20.00 horas). No, no sólo será eso. El duelo servirá además para decir adiós a ocho jugadores del equipo que a partir de la próxima temporada emprenderán caminos distintos. Algunos en otros clubes. Otros fuera de las pistas. Todos dejando una huella en el vestuario.

La de este sábado será la última función con la camiseta de Anaitasuna para Álvaro Gastón, que se retira del balonmano profesional. También para el capitán, Antonio Bazán, si bien lo suyo es un hasta luego, ya que se ausentará un tiempo la próxima temporada mientras continúa su formación como médico en Badalona. Pero volverá. Quienes no retornarán son Nicolás Bonanno, que precisamente jugará en el Nava; tampoco Juan Bar, que lo hará en el Valladolid; Edu Fernández, que pondrá rumbo a su tierra, al Ademar de León; Niko Martinovic; Ander Torriko, que vestirá la camiseta del EÓN Horneo Alicante de Plata; e Iñaki Martínez, Kaki, quien ahora mismo sopesa su futuro.

Todos ellos quieren terminar con una sonrisa, al igual que sus compañeros, y eso se traduce en una victoria ante el conjunto de Álvaro Senovilla, el considerado “equipo revelación de la temporada”, según recordaba este viernes el técnico Quique Domínguez.

“Tenemos ganas infinitas de terminar en casa poniendo la guinda a una temporada sobresaliente”

QUIQUE DOMÍNGUEZ - Entrenador del Helvetia Anaitasuna

El equipo segoviano se plantará en Anaitasuna séptimo con 31 puntos, sólo uno más que el Helvetia, que es octavo. En el horizonte, la ambición por alcanzar una sexta plaza que ahora mismo es del Valladolid con los mismos puntos que el Nava y que debe medirse a un Cangas que se juega evitar el puesto de promoción que ahora mismo ocupa, pero que tiene opciones de abandonar. Si los vallisoletanos pinchan, ahí estarán acechando los contendientes en Anaitasuna.

“Tenemos la sensación de que se termina el viaje y de que llegamos a la última estación con las fuerzas justitas”, decía Domínguez antes del partido, si bien también lo hacen “con la ilusión intacta y la ambición máxima”. “Tenemos ganas infinitas de terminar en casa poniendo la guinda a una temporada que ha sido sobresaliente”, añadía.

Enfrente estará un Nava que en la primera vuelta, “en una segunda parte bastante controvertida”, venció por 33-31 a los navarros. Un rival que está “en una línea muy buena” y que tiene “una filosofía muy distinta” a la del conjunto pamplonés. “Me cuesta encontrar algún canterano” en sus filas, resaltaba. 

Domínguez, al igual que todo el que se acerque a La Catedral, sabe que en este último encuentro habrá “mucha emotividad” y que “las lágrimas van a estar aflorando”. “Hay que intentar que disfruten y que se despidan de la mejor manera”, apuntaba el preparador gallego.